¿DÓNDE VAS CUANDO TE VAS?

Aun no logro identificar en qué momento cierras la puerta. Y lo haces con tanta determinación, que asusta. Es como si fuera una de esas pesadas persianas metálicas, que cierras en mitad de la noche, cuando nadie te ve. Y con candado, para asegurarte que nadie entre mientras no estás. ¿Dónde vas cuando te vas?... ¿por qué te vas?, ¿qué es lo que encuentras donde vas, amor, que no tienes aquí?
Mientras tú no estás este mundo sigue aquí, todo funcionando como siempre. Mientras tú no estás yo sigo aquí, esperando que vuelvas… ¿y si no vuelves? Mientras tú no estás las hojas se caen de los árboles, el perro del vecino ladra, el agua hierve. Y estás sin estar, porque aunque te vas, estás. O eso pareciera al menos. Y el mundo de verdad cree que estás! Como un piloto automático; el cuerpo está, responde, si, si, si, no, no, gracias.
Cuando despierto y veo que has cerrado la puerta, siento como si tuviera una aguja enterrada en el corazón. Duele un poco, sangra un poco. Y me aferro como puedo al recuerdo de ayer, a tus manos entrelazadas con las mías, a tu piel cálida y a tus ojos de amor. Y quiero seguir ahí y que el tiempo no pase y congelarlo todo hasta que vuelvas. Quiero.
¿Es, acaso, que este mundo se te hace ajeno?, ¿es que te agobia tanto que necesitas viajar a esas tierras que nadie más que tú conoce?. Mirada esquiva, esperas que nadie se de cuenta que no estás. O tal vez no, tal vez no te importa si el resto lo nota. Finalmente, el resto siempre está lo suficientemente ocupado como para notar tu ausencia del alma, te da el tiempo suficiente para ir y volver. Yo sólo me quedo mirando por la ventana, esperando verte llegar por ese caminito, tibio de tus pasos, dulce de tus besos.

Comentarios

Entradas populares