IDENTIDAD
Ayer, mientras oscurecía, me senté en la terraza a pensar acerca de las mil ideas que vagan por mi cabeza, muchas de ellas aparentemente inconexas. Escuchaba el correr del agua (porque tengo la FORTUNA de vivir en un maravilloso lugar, por el cual pasa el Estero del Arrayán... si hasta su nombre es mágico) y haciendo mi mejor intento por percibir las cosas esenciales de la vida, quise arreglar un poco el desorden que tengo en la cabeza y en el corazón.
Lo primero que tomé fue una casual conversación que tuve por la manaña: detenida en una luz roja, se me acercó un hombre cojo, gordito, con la piel bien tostada por el sol, de unos 45 o 50 años, calculé. Tomé una moneda y se la entregué distraída. Él me retuvo la mano, suspiró y dijo:
- Como quisiera yo casarme con usted
- ¡¿Conmigo?! - respondí
- Si, señorita - dijo él sin soltar mi mano
- Pero señor, tenemos un problema, pues soy una mujer casada...
- Ah, pero cuál es el problema? puede tener dos maridos!
- Tiene razón, entonces, sabe qué? déjeme pensarlo y le contesto mañana
- Y a qué hora va a pasar por aquí mañana? - dijo él muy interesado
- Yo creo que voy a pasar por la tarde - le contesté, mientras el semáforo cambiaba a verde
Comencé la marcha y lo último que me dijo el hombre fue:
- La espero mañana, pero hoy no le cuente a su marido, porque no la va a dejar!
Me hizo sonreír.
Me desconocí un poco, también.
Y me sorprendí, por desconocerme.
Unos días atrás había tenido cierta conversación con mi pareja acerca de nosotros mismos y de temas íntimos de los cuales no hablaré aquí. Fue una conversación algo repetida e incluso un poco desgastada, salvo por una luz que se encendió entre medio de las palabras, una luz que quizás a simple vista pareció encenderse y apagarse sin mayor repercusión, pero que, muy por el contrario, resultó ser "el ojo del huracán", como podría decirse. Y fue a raíz de esa luz que hoy me encuentro cuestionándome cosas personales, profundas y VITALES.
He descubierto que no tengo identidad, que la perdí en el camino, no sé cuándo ni cómo, pero la perdí.
Hoy me miro al espejo y simplemente no reconozco lo que veo, desde lo más banal a lo más profundo. Es como si hubiera sufrido un asalto sin darme cuenta, y el ladrón se hubiera llevado lo más personal que tenía: mi esencia. Es como si me hubieran despojado del tesoro más grande que tenía y me hubieran dejado vacía, tirada al lado del camino. Es como si hubiera pasado el tiempo y yo recién hoy notara que ya no soy yo, que "yo" ya no existe y que ahora... y ahora? Tengo que buscar al ladrón y rescatar lo que me robó? Tengo que olvidarme de aquello y construirme nuevamente? Y sea cual sea la verdad... por dónde se empieza?
Hoy sólo sé que me robaron y que no hice nada por impedirlo, que soy tan responsable de todo esto como lo es el ladrón.
Hoy derramo lágrimas por lo que perdí, pues era todo lo que tenía PROPIO.
Hoy me siento completamente vacía, hoy no estoy.
Lo primero que tomé fue una casual conversación que tuve por la manaña: detenida en una luz roja, se me acercó un hombre cojo, gordito, con la piel bien tostada por el sol, de unos 45 o 50 años, calculé. Tomé una moneda y se la entregué distraída. Él me retuvo la mano, suspiró y dijo:
- Como quisiera yo casarme con usted
- ¡¿Conmigo?! - respondí
- Si, señorita - dijo él sin soltar mi mano
- Pero señor, tenemos un problema, pues soy una mujer casada...
- Ah, pero cuál es el problema? puede tener dos maridos!
- Tiene razón, entonces, sabe qué? déjeme pensarlo y le contesto mañana
- Y a qué hora va a pasar por aquí mañana? - dijo él muy interesado
- Yo creo que voy a pasar por la tarde - le contesté, mientras el semáforo cambiaba a verde
Comencé la marcha y lo último que me dijo el hombre fue:
- La espero mañana, pero hoy no le cuente a su marido, porque no la va a dejar!
Me hizo sonreír.
Me desconocí un poco, también.
Y me sorprendí, por desconocerme.
Unos días atrás había tenido cierta conversación con mi pareja acerca de nosotros mismos y de temas íntimos de los cuales no hablaré aquí. Fue una conversación algo repetida e incluso un poco desgastada, salvo por una luz que se encendió entre medio de las palabras, una luz que quizás a simple vista pareció encenderse y apagarse sin mayor repercusión, pero que, muy por el contrario, resultó ser "el ojo del huracán", como podría decirse. Y fue a raíz de esa luz que hoy me encuentro cuestionándome cosas personales, profundas y VITALES.
He descubierto que no tengo identidad, que la perdí en el camino, no sé cuándo ni cómo, pero la perdí.
Hoy me miro al espejo y simplemente no reconozco lo que veo, desde lo más banal a lo más profundo. Es como si hubiera sufrido un asalto sin darme cuenta, y el ladrón se hubiera llevado lo más personal que tenía: mi esencia. Es como si me hubieran despojado del tesoro más grande que tenía y me hubieran dejado vacía, tirada al lado del camino. Es como si hubiera pasado el tiempo y yo recién hoy notara que ya no soy yo, que "yo" ya no existe y que ahora... y ahora? Tengo que buscar al ladrón y rescatar lo que me robó? Tengo que olvidarme de aquello y construirme nuevamente? Y sea cual sea la verdad... por dónde se empieza?
Hoy sólo sé que me robaron y que no hice nada por impedirlo, que soy tan responsable de todo esto como lo es el ladrón.
Hoy derramo lágrimas por lo que perdí, pues era todo lo que tenía PROPIO.
Hoy me siento completamente vacía, hoy no estoy.
Quisiera poder decir mil cosas que llevo pensando harto tiempo, que quizas a alguien se las comente cuando ya encontre que era mucho ... pero siento que no tengo esa confianza para decirlas y mucho menos se como seran tomadas por ti ...
ResponderEliminarEn algo estamos absolutamente de acuerdo, no eres la Anika que conoci.
A veces hay que dejar morir …morir lo que no puede permanecer, permitir que cese el aferro, perder algo valioso como parte de una METAMORFOSIS necesaria.....ser lo que hay que ser, no por deber, sino por solo ser… y aun, dar gracias…
ResponderEliminarDa gracias de todo lo que estas sientiendo, se siente horrible, pero como escribi ahi a veces hay perderse como parte de una metamorfosis necesaria, no dejaste de ser, aun eres, pero, a quien le interesa ser la misma que alguien alguna vez conocío X años atrás? hay ke mutar, evolucionar, llena, vacía, sola, acompañada.
Nadie se ha robado nada, no hay nada que buscar, sólo no hay que detenerse!!!!
uffff, qué miedo, quién será "anónimo"?
ResponderEliminarseas "él" o "la"... no te preocupes, es lógico que si yo no me siento como antes, al resto le pase lo mismo. Finalmente proyectamos lo que nos pasa, de una u otra manera.
eso de la confianza me dejó pensando: cuando dices que "no soy la persona que conociste" quiere decir que me conoces bien. Y si me conoces bien, por qué no me tienes confianza? :S
Será que estoy leyendo entre líneas, algo que no es?
Quizas has forzado tu supuesta identidad por que te gusta o por que arrancas de algo.
ResponderEliminarQuizas quisieras que el corazon mandara pero tu cabeza logica te lo impide.
Quizas te adaptas a todo o todos pero no permites que el resto se adapte a ti.
Nunca es tarde para volver atras o para empezar denuevo.
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