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Domitorio compartido en Bali Silent Retreat |
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El dormitorio por fuera |
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La sala común para comer, descansar, leer, pasar el rato |
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La vista desde el centro común hacia
la zona de yoga y meditación |
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Single rooms |
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Los jardines |
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Lugar sagrado :) |
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Laberinto de meditación |
Ubud / Bali - Sábado 6 de septiembre de 2014
Durante mi tiempo "libre" en Bali Silent Retreat (la verdad es que todo el tiempo era libre... pero me refiero a los momentos en que no había actividades organizadas) lo que más hice fue dibujar en abstracto, mandalas y cosas así. Un par de personas se me acercaron con curiosidad a mirar qué hacía y me preguntaron de dónde venían las ideas. "Just from mi imagination" respondí levantándome de hombros, justo antes que me tildaran de artista
Además de pintar, leí, escuché música, me senté simplemente a contemplar el paisaje, caminé y fui al laberinto de meditación en más de una oportunidad. El laberinto se usa así: un sólo camino que te lleva al centro y por el mismo camino regresas. Entras al laberinto formulando alguna pregunta de cualquier índole, o con alguna intención, persona, circunstancia, agradecimiento en mente o simplemente te dejas llevar por el paisaje, mientras caminas al ritmo que quieras. Al llegar al centro la sugerencia es detenerte durante un momento ahí y agradecer. Puedes meditar en ese lugar si así lo quieres y luego vuelves por el mismo camino. El teoría, el laberinto sirve para aclarar la cabeza... si tu pregunta no tuvo respuesta durante el trayecto, significa que no es momento de tener una respuesta. Al terminar se sugiere detenerte nuevamente a reflexionar y agradecer. Para mi fue una herramienta muy gratificante
El clima en el ashram es un poco más templado que en Ubud, pues el lugar está en altura. En mis casi dos meses de viaje, por primera vez usé un polerón y calcetines, pero nunca hace frío, creo que es la temperatura perfecta. En las noches me dormía tapada sólo con las suavecitas sábanas de bambú y en la madrugada me hechaba encima un plumón muy confortable.
A pesar de la tranquilidad y energía del lugar, prácticamemte no tuve más de 2 noches de sueño profundo. Soné bastante cada noche y en más de una oportunidad me sentí observada. Cuando supe que en esas tierras hubo un ashram hace 550 años, sospeché que posiblemente mi mal dormir tenía que ver con esa energía. Una noche desperté cuando UN RATÓN bajó hasta la marquesina de mi cama y se deslizó hasta el suelo a través de mi red para los mosquitos D: Lo sentí moverse y husmear por toda la pieza mientras las chicas dormían (la pieza estaba completa esa noche, eramos 8 chicas) y entre medio soñé que un montón de ratones se colaban en mi cama. Por más que trataba de pensar en Remi, de Ratatouille, me paralizaba el pánico que me dan los ratones. Al día siguiente caché que la causa de la desagradable visita fue un frasco de aceite de argán de una de las chicas, que por más advertencia que te hacen respecto a poner tooooodas tus cosas en tu caja, ella no pescó y ahí el resultado. Gente porfiá!
El momento en que el lugar estuvo más lleno, eramos unas 14 personas. Eso sólo duró el fin de semana, casi siempre fuimos 6-8 y los últimos dos días sólo eramos 4. Durante la semana sólo ví a dos huéspedes hombre: uno de ellos estuvo dos días con su chica y el otro estaba sólo y creo que era balinés. Igual me sorprendió que hubiera tan pocos (una simple observación, porque mi último interés era ir a conocer gente jaja).
Esta fue la primera vez en mi vida que medité conciente de ello. Poco antes de salir de Chile y algunas veces durante mi viaje estuve usando una meditación guiada de 15 minutos en mi mp3 player, pero nunca antes me había sentado simplemente a meditar. Y de las 12 prácticas, logré hacerlo 2 veces. Los que lo han intentado sin obtener resultados saben de lo que hablo (bueno, los que saben meditar también pasaron por esto): la cabeza NO PARA DE HABLARTE. Por más que tratas de concentrarte, ahí están tus pensamientos, atropellándose entre ellos para tener un espacio en tu conciencia. Mi primera meditación efectiva duró un tiempo que no puedo estimar. Lo sentí como segundos y creí que me había quedado dormida, cuando "alguien" me tomó de las manos y tiró sutilmente de ellas. Acto seguido, sentí una presión alrededor de la cabeza, como si me hubieran puesto una corona. Y se fue. Y volví.
La segunda vez fue el último día, durante una meditación guiada por Patricia, la gringa dueña del ashram. Antes de iniciar ella nos regaló un consejo: "la cabeza está llena, repleta de historias que quieren salir. El mejor consejo que puedo darles es que, cada vez que una historia se manifieste, la ignoren y se centren en el sonido de su propia respiración. No luchen por que las historias no vengan; simplemente no las escuchen y dirijan su atención a la respiración". Ese momento fue muy muy especial: sólo eramos 5 personas y al terminar la práctica, Patricia nos invitó a comentar lo que sentimos si así lo queríamos. La primera en hablar fue Dora, no, no la exploradora, Dora, una adorable y risiueña taiwanesa que sufría por la obligación del silencio. Dijo que muchas veces antes había intentado meditar y que no lo había logrado sino hasta ese momento. Describió el logro como la sensación de flotar, de despegarse del suelo y realmente levitar. Y se rió nerviosa y feliz tras contarlo. Yo hablé después porque sentí exactamente lo mismo: habría jurado que durante un instante me elevé físicamente del suelo. Las otras dos compañeras, Kat y Allison (una mujer australiana bella, de unos 60-65 años) meditaban hace tiempo, pero ambas dijeron sentir, en esa oportunidad, una energía muy particular, como si todas estuviéramos abrazadas. Diría que ese fue el momento en que sentí que debía partir
Cada día de mi estadía en el ashram fue un tremendo regalo a mi misma. No pasé ni medio momento aburrida, angustiada ni molesta, a pesar del mal dormir. Al tercer día decidí que extendería la estadía hasta la luna llena, el 9 de septiembre y el quinto día que entendí que mi tiempo ahí ya estaba llegando a su fin. Así no más, sin mayores explicaciones ni motivos, lo supe. Aún así, no fue sino hasta la mañana del último día, que decidí partir.
Y tal como cierra el libro que leí en el ashram, "Ajeno a la tierra" de Richard Bach:
"Mi avión está en silencio y, por un momento, como si todavía fuera un extranjero, como si todavía fuera un ser ajeno a la Tierra, vuelvo a casa".
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Hacer nada |
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Aprendiendo sobre "slow food" |
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El pan sin glúten de cada día |
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Jardín de hierbas medicinales |
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Parte de la cocina: hierbas, infusiones
y snacks saludables |
Ubud / Bali - Sábado 6 de septiembre de 2014
El masaje de hoy fue suspendido por culpa (sí, culpa, no causa) de dos individuos. El primero fue un lindo señor carabinieri que me paró en la calle y me pidió los papeles de la moto y mi licencia intetnacional para conducir motos. Los papeles de la moto estaban en regla, claro, pero yo no tengo licencia para conducir motos y menos, licencia internacional. Como buena chilena que soy, me hice la huevona no más y puse cara de circunstancia y de no entender lo que me estaba diciendo. El paco cagao de la risa me dice que voy a tener que pagarle una multa (toa mula, ya había leído por ahí que acá los pacos son pura corrupción) y el perla me pedía 10 lucas. Meh. Nopo, cómo es la cosa, si ahora soy una business woman, le pedí rebaja y le dije que sólo andaba con dos lucas y media... y aceptó!! Jajaja, le pasé el billullo y me las emplumé, no sin antes hechar la talla con el uniformado, cuando me preguntó por qué viajaba sola y si acaso DIOS NO ME HABÍA MANDADO UN POLOLO. Paco culiao, disculpen la expresión.
La otra mitad de mi masaje del día quedó en manos de un pobre balinés llorón que me hostigó hasta que le compré una linda pulsera de plata. Ya oh, te compro la pulsera pero déeeeeeejameeeeee.
Y así, mis queridos amigos, es como me gasté las cinco lucas del masaje de hoy. Tan-tán!
Ubud / Bali - Domingo 7 de septiembre de 2014
Me fui feliz y muy en paz de Bali Silent Retreat el jueves recién pasado. Fue raro subir nuevamente a la moto, fue como volver a la ruta después de un largo descanso. Lo hice despacito y sin apuro, disfrutando el paisaje y el día. Guiada por mi copiloto Google Maps, regresé a Ubud. En una parte del camino había un corte por arreglos, así es que tuve que tomar una ruta alternativa. Fue así como, en una de las vueltas, me equivoqué de calle y viré unos metros antes, en un angosto caminito que cruzaba los campos de arroz. Tan angosto era, que no tenía opción de dar la vuelta en U y como ya había avanzado varios metros, retroceder empujando la moto tampoco era lo más cómodo, así que decidí avanzar... total "seguro que en algún punto voy a poder dar la vuelta". Me equivoqué.
Al llegar al tope del camino me encontré con una "T", pero la esquina no me pareció lo suficientemente ancha para virar en movimiento, sumado a que mi movilidad no estaba al 100%, por llevar la mochila grande en la parte delantera. Así que nada, paré y me bajé para maniobrar lento y fácil. Me puse al lado izquierdo de la moto y noté que había una leve pendiente hacia adelante. Fui hacia delante y hacia atrás un par de veces y en el que creí que sería el último giro, la moto fue más pesada de lo que pude soportar, perdí el control y nos fuimos las dos padelante y caímos al agua pato! La moto por el peso y yo porque ni cagando la soltaba po, hasta el último segundo pensé que tenía chance de sostenerla.
La altura no superaba el 1/2 metro o quizás un poco menos. Al caer, no se cómo, pasé mi pierna derecha por sobre el asiento, así es que quedé montada sobre ella como si nunca me hubiera bajado. Así que el cuadro era: motor andando, mochila grande en la parte delantera y tocando el agua, Anika con la pierna izquierda debajo de la moto, el pie derecho enterrado en el fango, la mochila chica en la espalda también tocando el agua.
Lo primero que hice, rápida y angustiosamente, fue detener el motor. No fuera a ser que la moto explotara, bah. Lo segundo; tratar de liberar mi pie derecho. Estaba en eso cuando vi de reojo mi querido y previamente trizado compañerito celular, que se encontraba en la cajuela del lado izquierdo de la moto, o sea, del lado que daba al agua. Conchatumadre! Dejé de prestarle atención a mi pie y lo tomé rápidamente. No le pasó nada! Como pude lo metí en un bolsillo seco y a salvo en la mochila grande. Okey. Pie derecho, sal del fango ahora. No fue nada fácil sacarlo porque mi chala hacía presión contra el suelo y entre ella y el pie se hacía ese efecto de "vacío" similar al de un sopapo. A todo esto, yo jadeaba como si hubiera corrido la maratón y entre medio me reía a carcajada limpia, aún impactada por el absurdo incidente. Logré sacar el pie derecho y tiré la chala al camino. Okey, pierna izquierda. Esta está más difícil. La moto ejercía presión sobre mi pierna y se me enterraba el freno y el volante. Me dolía, sí, pero nada terrible, ya sabía que no me había quebrado ni un hueso ni nada grave, sólo era el peso de la moto sobre mi pierna. Bueno, movamos a esta loca pa que mi piernita salga po! Traté de hacer fuerza con los brazos para levantar la moto, pero mi esfuerzo fue en vano.
Además de jadear como perro y reírme cual neurótica, yo figuraba aun con la mochila en la espalda, el casco puesto y de la cintura para abajo completamente mojada y embarrada. La profundidad del campo de arroz debe haber sido de unos 20 cms.
Volvamos a mi pierna. No me puedo zafar!!! Hice tres o cuatro intentos y cuando no lo logré, decidí pedir ayuda. En inglés. A grito limpio. "Heeeeeeelp!!!. Somebody help meeeeeee!! I need some help heeeereeeeee!! Pleeeeeaseeeee someoneeeeee!!". Y nadie venía. La puta madre. Deben haber pasado unos 5 minutos y como no quería pasarme la vida ahí tirada, invoqué a una de mis heroínas favoritas, Beatrix Kiddo y cual escena de Kill Bill, poco a poco moví la moto hasta zafar y lograr, por fin, sacar mi piernita maltrecha, que a esa altura ya dolía un poco más, pero que, según pude chequear, no se había rota ni salía sangre por ninguna parte
Me paré y me senté en el camino, tirándome de espaldas para recuperar el aliento, antes de empezar a pensar cómo chucha iba a sacar la moto del hoyo. Estaba en eso cuando vi que se acercaban dos balineses veinteañeros y recién ahí me saqué el casco. Traspiraba como caballo. Me sentí como una gringa tarada que fue y se cayó a un campo de arroz, mientras pedía disculpas en inglés "I'm so sorry, toke the wrong way..." y los muchachos ni se inmutaron, no se reían pero tampoco se mostraron molestos, simplemente fueron a ayudar a la gringa estúpida que se cayó al hoyo. Se coordinaron rápidamente, 1-2-3, y sacaron primero mi mochila y luego la moto, dejándola en medio del camino. Les di las gracias y me sonrieron, para luego enjuagar sus manos en un pequeño canal de agua limpia, al otro lado del camino. Y sin más, se fueron por donde vinieron.
Y ahí estaba yo: manos embarradas, sin zapatos, shores cortos empapados y embarrados, polera en las mismas. Me lavé las manos en el canal y saqué ropa limpia de la mochila. Y ahí no más, en sostén y calzón, me cambié la ropa. Total ya había dado flor de espectáculo, qué más da. Enjuagué un poco la ropa y con la misma limpié algo la moto, sacándole el barro para darme cuenta que no había sufrido daño alguno, suerte la mía! Guardé la ropa mojada en una bolsita, me subí medio tembleque y aún riéndome y toda digna, salí del maldito camino angosto y volví a la calle. A los pocos minutos dejé de reírme y quise llorar un poco, pero me aguanté no más y seguí mi camino. Aún me faltaban 40 minutos para llegar a Ubud.
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Este fue el camino que tomé desde la calle |
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El final del camino.
Al lado derecho del casco fue donde caí |
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Mi compañera, rescatada del agua
por los chiquillos |
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Las huellas que dejé con la caída :( |
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Ya cambiaba de ropa, aun en shock
y haciéndome el ánimo para seguir el camino |
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3 días después de la caída,
así se veía mi pierna |
Ubud / Bali - Lunes 8 de septiembre de 2014
Como ya se habrán dado cuenta, me he pasado los últimos 4 días vitrineando y comprando cosas para mandar a Chile y así no llegar tan en pelota de lucas. Lo que empezó como un pequeño matute ha tomado forma y tiene pinta de negocio, jejeje!
Bueno, en mis recorridos me he encontrado con muchas cosas bellas y de muchos estilos y categorías: ropa, accesorios, zapatos, muebles, decoración, lámparas, cuadros, joyas, madera, vidrio, ratán, mimbre... pufffff tanto tanto que quisiera llevármelo todo!!!
Hoy fui en busca de sábanas de bambú para mi mamita. Por más que guglié no logré encontrar ningún lugar que vendiera, así que le fui preguntando a algunos locales, hasta que uno me dijo que podía encontrar en un pueblo a 12 kms. llamado Bona. Allá llegué para encontrarme con que lo que se vendía en el pueblo eran muebles de bambú, pero en ningún caso ropa de cama. Creo que el balinés al que le pregunté no me entendió (habrá entendido bamboo "shits" en vez de bamboo "sheets"? Jajaja).
En el camino me detuve en una vulca de motos, pues antes de ayer y ayer se me estuvo encendiendo intermitentemente una luz en mi scooter arrendada, que no era la del motor, pero no sabía si se trataba del aceite o del agua y por más arrendada que sea, obvio que la cuido y no quiero que se funda. Me recibió el dependiente con una amplia sonrisa, muy al estilo balinés por cierto. Le expliqué lo de la luz y me dijo que se trataba del agua. La rellenó entonces con refrigerante y aprovechó de revisarle el aceite, la presión de los neumáticos, las luces y hasta le dio una vueltita por si las moscas. Después de 4 días regateando con buenos negociantes, me urgí un poco por cuánto me iba a cobrar. Al preguntar, me respondió "five thousands". 5.000 rupias indonesas que equivales a $250 pesos chilenos. Sí, DOSCIENTOS CINCUENTA. Le dí 10.000 rupias y me devolvió uno de los billetes de 5.000 que le di. Le pedí que por favor tomara los quinientos pesos. God!
Volví a Ubud con las compras del día y me fui a almorzar al mismo restaurante de "slow food", donde me comí la espectacular hamburguesa de betarraga ayer. Hoy comí algo muy especial: "tallarines" de zuccini con aceitunas, tomates deshidratados y perejil. Lo digo entre comillas porque eran 100% de zapallo italiano, no con pasta. No tengo idea con qué herramienta cortan el zapallito, pero quedaban del mismo largo y grosor que un tallarín común de trigo y sabían realmente deliciosos!! (no hay registro fotográfico porque mi cel se quedó sin batería). Acompané el maravilloso plato con una refrescante limonada menta jengibre y de postre pedí un pastel de mousse de chocolate libre de gluten que estaba ES-PEC-TA-CU-LAR y un té verde frío con algo llamado "kamboucha" que sepa moya lo que era, pero sabía literalmente salado, aqueroso jajaja. Pagué $5.000 por el almuerzo, incluyendo propina.
Ahora estoy cerrando el día sentada en mi terracita, disfrutando la luna-casi-llena que, según mi amigo Jimmy es la luna más linda del año (hoy se celebra en China la "mitad del otoño"), tomando un vino horripilantemente malo, cuya etiqueta dice "lambrusco style", tinto pero con gusto a jugo, jajaja.
Y mañana... mañana será otro día, gente querida!
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Templo! |
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Una esquina cualquiera |
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Entrada a un templo,
decorada con flores naturales |
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Desayunito a las 7 am |
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Hamburguesa de betarraga.
Espectacular. |
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Pasta de zuccini. Insuperable. |
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Agung y el maravilloso cuadro que le compré :) |
Ubud / Bali - Martes 9 de septiembre de 2014
Lecciones de humildad.
Uno de los pocos objetivos claros que tenía antes de salir de Chile en este viaje, era trabajar la humildad. No, no es que me considere poco humilde, para nada, sólo creo que nunca es suficiente y que siempre se puede trabajar el ego.
Y parece que vine a Bali a aprender algo de eso y de una curiosa manera: manejando en la calle. Ya había comentado antes acerca de la locura que se vive en las calles balinesas (y en las malasias y en las tailandesas!!), pero ya habiendo manejado por casi tres semanas, me he detenido a observar detalles y hoy saqué la conclusión que en Bali no hay ego. Sí, tal cual. Si bien la calle es caótica, todo funciona.
El señalizador se usa para avisar que vas a doblar y eso significa que puedes hacerlo con toda tranquilidad y confianza en que te van a dar la pasada.
La bocina se usa para advertir que vienes, sobre todo al adelantar (todavía me cuesta no putear cuando me tocan la bocina, jajaja), nunca en señal de molestia o agresión, ni para apurar a alguien detenido ni mucho menos colgarse a ella.
Si alguien comete un error en la calle, nadie se enoja, ni putea, ni tira el auto o la moto encima... errar es humano, oh!
Si estás en un taco parado, no es raro que venga alguien en la moto del lado y se te ponga adelante. Lo mismo en la bomba de bencina; muchas veces estás haciendo una fila larga, de 8 o 10 motos y viene alguien y se pone adelante. Y nadie dice nada ni se enoja. Y una que está acostumbrada a otra cosa, al tiro piensa: "bah y este por qué se me coló? Ah no!"... entonces me detengo a re pensar y digo: Y POR QUÉ NO? Porque yo estoy primero? Porque llegué antes? Y qué pasa si el otro tiene más apuro que yo? Tanto ego hay en nosotros que somos incapaces de "posponernos" por el otro? Tan importantes, únicos, especiales, diferentes, mejores nos sentimos que tenemos que pasar primero? Por qué esa sensación de derrota si alguien pasa antes? Tan grande es nuestro ego?
Ah no, yo no me lo permito. Y trabajo cada día en reducir más y más a mi enemigo, el ego.
Ubud / Bali - Miércoles 10 de septiembre de 2014
Disfrutando de mi última noche en Bali. Me siento completamente agotada después de casi una semana comprando, pero estoy feliz con el resultado. Las cosas ya están en poder del cargo y deberían llegar a Chile a mediados de noviembre.
Mañana parto a la playita, el destino es Gili Trawangan, la más grande de las 3 Gili Islands, en las costas de la isla mayor, Lombok. Las reseñas dicen que es uno de los paisajes más paradisíacos de Indonesia y mi amiga Kat, que se fue hace unos días para allá, me lo confirma. En total, las 3 islas suman 15 km2 y cerca de 3.500 habitantes. Gili Trawangan mide 3 kms de ancho x 2 kms de alto y en ninguna de las 3 islas está permitido ningún vehículo motorizado, así es que se estila caminar y andar en bici, lo que me hace muy feliz, jeje. Cada islita es reconocida por diferentes estilos: Gili Meno es la isla donde suelen ir los enamorados, Gili Air, la más pequeña, es un lugar especial para descansar y desconectarse y Gili Trawangan destaca por el carrete, aunque no con locura, siempre puedes encontrar espacio para el descanso. Lo más destacado de la zona es el buceo y snorkeling, así es que posiblemente me anime de nuevo a intentarlo
Yo quería ir a Gili Meno pero al ser tan pequeña, el alojamiento es más escaso y por lo tanto, más caro. Y claro, Kat está en Trawagan y me reservó una pieza para mi solita en su mismo Guesthouse, que dice que es BBB, así que bien!!
Posiblemente me quede ahí un par de semanas, para luego viajar a la isla mayor, Java, ya que desde ahí sale mi avión a Bangkok el 3 de octubre y antes me gustaría conocer en esa misma isla, una ciudad llamada Yogyakarta. Veremos!
Gili Trawangan / Lombok - Sábado 13 de septiembre de 2014
Como había adelantado, Gili Trawangan es la mayor de tres islas, pertenecientes a la isla grande de Lombok. En mi primer día y sin planificación di toda la vuelta por la costa de la isla, lo que me tomó poco más de 2 horas y media, con media hora de descanso para disfrutar la puesta de sol
En la isla sólo hay bicicletas y unas carretitas tiradas por caballos para trasladarse. Nada de motos y mucho menos autos. Botes de diferentes dimensiones trasladan a los turistas a otras islas o simplemente los llevan a bucear, hacer snorkeling o dar una vuelta. Así como no hay autos, tampoco hay carabineros ni autoridades de ninguna clase y eso junto a ser una isla reconocida por el carrete, la hace el escenario "perfecto" para la venta y consumo de drogas. La más común son los hongos, que se venden en cualquier bar a modo de smoothie. La marihuana también es muy popular aquí y según dicen, también lo es la metanfetamina, cosa que personalmente no he confirmado. Acá hay fiesta-fiesta tooooooodas las noches, con banda en vivo (siempre de covers, muy a mi pesar) y corren las "Bintangs" (la cerveza local) como si fuera agua. También hay muchos cócteles preparados (piña colada, margarita, mojitos, etc), vino de la zona (que ya comprobé que es HORRIBLE), whisky y bourbon. Anoche me tomé dos vasos de Jack Daniel's no muy grandes y pagué $2.250 por cada uno.
Algo que ha llamado mi antención es que, si el cálculo no me falla, hay como 1 mujer por cada 4 hombres (locales, no turistas). Así que esyá lleeeeeno de chiquillos dr la zona, la mayoría veinteañeros y son muy entradores y alegres. No es nada raro que vayas por la calle y te saluden y más de alguno se te acerque a conversar un rato. Mi primer atardecer aquí lo vi en compañía de Oleg, un chiquillo de 20 o 22 años que me hizo companía.
Además del carrete, las costas repletas de corales hacen que esta zona destaque por el snorkeling y buceo. A pesar de mi mala experiencia en Phi Phi hace varias semanas, decidí animarme a intentarlo nuevamente, esta vez sin la presión del tiempo pues no necesitas ni tour ni guía: basta con arrendar antiparras, tubo y hualetas y lanzarte al mar, para ver todo un mundo de peces de colores. Llevo dos días haciendo snorkeling y he visto al menos 30 especies diferentes y hoy tuve la suerte de ver una tortuga gigante!!! Es realmente hermoso
Y así seguirán mis próximos días, con harto mar, snorkeling, sol y atardeceres bellos. Aun no se cuánto rato voy a quedarme aquí, por ahora lo estoy disfrutando mucho y descansando bastante después de tanta compra hecha en Bali.
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Hola Gili Trawangan! |
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Mercado nocturno |
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La terraza del hostal en Gili T. |
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Arte playero |
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Esperando el atardecer |
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Atardece en Gili T. con Bali al fondo |
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Paseo por el día a Gili Air |
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Gili T es el paraíso :) |
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Las callecitas de Gili T. |
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Coral, coral everywhere! |
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Esperando un nuevo atardecer |
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Hermoso! |
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Los músicos que acompañan cada ataredecer
en The Exile, Gili T. |
Sengiggi / Lombok - Miércoles 17 de septiembre de 2014
Ayer fue uno de esos días en que quieres desaparecer. No porque haya sucedido algo en particular, sino porque simplemente no tooooooodos los días son buenos. Anduve mal genio desde que desperté y quería puro aislarme y no hablar con nadie, pero es difícil hacer algo así en un lugar como Gili Trawangan, donde todos son muy amistosos y donde los jotes locales están a la orden del día. En parte, mi mal momento se debió a que mi cuerpito está batallando desde el lunes con un inminente resfrío al que me niego a entregarme. Dolor de garganta en las mañanas, algo de tos, cabeza abombada. Y yo métale propóleo, harto líquido y mucha conversación interna para reforzarle a mi cuerpo que no se rinda. Primero tuve que lidiar con el jote número uno: el primo del dueño del hostal que cada día me insistió en que fuéramos a hacer snorkeling juntos o a ver el atardecer. Y yo, cada día, zafé haciéndome la loca con mis ya clásicos "maybe, maybe", en clara señal de cortesía. Una vez más ahí estaba el muchacho insistiéndome, mientras yo le explicaba que sólo quería estar tranquila porque no me sentía bien. Ok, uno menos. El segundo era el chiquillo que me arrendó cada día el equipo para hacer snorkeling, quien la mañana anterior me había insistido a más no poder para que yo dejara mis "maybe, maybe" y accediera a ir a una fiesta en la noche, donde claramente estaría él. La verdad es que el asomo de resfrío me tenía sin ganas y aunque esa noche me asomé por el lugar, finalmente decidí irme a la cama. Y como no fui a pesar de haber dicho que iría, al día siguiente el muchacho estaba de lo más cortante y pesadito. Meh, ni que fuera la polola, igual no más cuando me preguntó me di el tiempo de explicarle que por eso no quería comprometerme y que simplemente me había ido temprano a la cama. Y ya filo, déjame en paz. Pasé todo el día en la playa, con más sombra que sol, un poco de snorkeling aunque el mar estaba medio revuelto, leer, pintar y silencio. Al tercer jote me lo encontré en el atardecer, donde fui como cada tarde a escuchar los tambores en vivo. Se trataba de uno de los "drummers" que día a día me hablaba y tal como el primero, me ofrecía panoramas y bla. Pero yo ni ahí con él po, a mi me gustaba otro drummer que sonreía muy guapo y que, aún siendo coqueto, nunca joteó. Me fui al ponerse el sol y caminé todavía de mal humor de regreso al centro, enchufada a mis fonos para que nadie me hablara. Me senté en un restorán a lo orilla del mar, comí rico y tomé una copa de vino blanco que me supo bien. En el lugar había un duo de muchachos que tocaba canciones tranquilitas (occidentales, muy a mi pesar) acompañados de guitarra. A terminar cada tema, ninguna de las 12 o 15 mesas que estaban ocupadas, aplaudía ni hacía ni medio gesto a los músicos, en señal de agradecimiento. Gente penca oh, cómo no van a agradecer la música! Así que yo era la única que aplaudía suavemente tras cada canción, saludando a los músicos con un leve movimiento de cabeza y hice breves contactos visuales con ambos. Mínimo. Cuando terminé de comer y me paré para irme, pasé por delante de los músicos y les agradecí una vez más la música... y ahí se dejó ver el cuarto jote de la jornada: era el más joven de los músicos, quien levantó sus brazos y con cara de asombro exclamó: "But... but... where are you going?!" Y yo le respondí que tenía que irme mientras seguía caminando. No entendí nada, es interpretación mía o el jovenzuelo creyó que le estaba coqueteando y que poco menos que saldríamos juntos al terminar el show? Cmon!!. Así que caminé ya medio chata y puro queriendo tomarme un buen tinto, que claramente no iba a encontrar ahí. Busqué un bar piola para sentarme sin que me molestaran y dí con uno donde había puras parejas sentadas en "peras" en la arena y mirando al mar. Pedí un vaso de Jack Daniels sin coca cola y "con amor", pero parece que el barman estaba enamorado de otra y llegó a mis manos un miserable vaso con una quinta parte rellena. Ya filo, váyanse a la chucha, me lo tomo y me voy a acostar. Estaba en eso cuando me fijé en un tintineo de luces verdes-rojas-blancas en la isla de enfrente y mientras pensaba en italia, apareció en la playa un muchacho nada feo y me preguntó si estaba disponible la pera a mi lado. Y yo, creyendo que estaba por conocer al italiano de mis fantasías, le dije que se sentara sin problema. El chiquillo, Martin, resultó ser holandés y tuvimos una sencilla charla de 30 minutos, lo justo para darme cuenta que no pasaba nada ahí, pero la cuota precisa de conversación distendida para dejar el mal día atrás e irme de vuelta al hostal a ordenar mis cosas y dormir. Bien. Se acabó.
Esta mañana, tras unos 35 o 40 minutos en bote, arrivé en Bangsal, el puerto más cercano a las Gili islands en la isla grande de Lombok. Previamente advertida por mi amiga Kat, hice caso omiso de los ofrecimientos de los taxistas para llevarme hasta la parada del bus que me traería a Senggigi, pues sólo se trataba de unos 800 o 900 metros de caminata. El "bus" era un antigüo furgón tipo escolar, en el que íbamos 8 pasajeros. El paisaje es una maravilla, pues el camino bordea la costa y puedes ver el calipso mar todo el tiempo
Nos tomó unos 40 minutos llegar al centro de Senggigi, donde rápidamente arrendé una scooter para llegar hasta el alojamiento que reservé hace un par de días: se trata de "La casa homestay", un tranquilo lugar a 4 kms. del centro de Senggigi, donde tienen 5 habitaciones, un jardín y un comedor al aire libre para el desayuno y otras comidas. La pieza no es demasiado luminosa, pero es de buen tamaño y se ve limpiecita y tengo mi propio baño (parece ya no quiero volver a pieza compartida, jajaja). El jardín es hermoso y tengo una rica terraza para pasar el rato.
Mi idea aquí es recorrer la isla en scooter y en una de esas hacer un trekking al volcán Rinjani (3.700 mts.). También quiero visitar algunas playitas (aquí mismo tengo la playa de Senggigi, a 5 minutos en moto), como la playa de Kuta, donde está alojada Kat. Y ya iremos viendo qué nuevas aventuras me depara esta islita, antes de partir rumbo a la isla grande Java y empezar así a cerrar esta aventura.
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Mesitas en un restaurante de Gili T. |
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Vida |
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El camino para atravesar Gili T de un lado a otro |
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Último atardecer |
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Happiness |
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Maestros :D |
Jogjakarta - Domingo 21 de septiembre de 2014
Estuve en Lombok menos tiempo del que había proyectado. Llegué el miércoles pasado con la intención de quedarme una semana y recorrer, conocer las playas y en una de esas hacer el trekking de 3 días al volcán. Me reuní con Kat al día siguiente de mi llegada, ella se quedaría 2 días antes de volver a Bali y despedirnos. Ella había estado unos días en la playa Kuta Lombok y había medio salido arrancando porque se le ocurrió tener un mini romance con un surfero local y, sin exagerar, el lolito se quería casar! Jajaja. Así que ni modo, se fue a Senggigi donde estaba yo.
El viernes decidimos conocer un poco y, tras descartar las cataratas del volcán porque quedaban a 3 horas, optamos por ir a Pura Lingsar, un templo hindú a unos 12 kms. Cada una en su moto y guiadas por Google maps, emprendimos camino. Yo lideraba la ruta porque soy bien ubicadita y Kat me seguía. En un semáforo se me acercó un tipo en su moto y me preguntó de dónde vengo. Yo le respondí "no english" porque el día antes ya había decidido no hablar con ningún local un rato, pues los últimos días en Gili T. y en Lombok me había estado sintiendo un poco acosada. Partimos y en eso se me acerca Kat y me dice que no hable con el tipo, porque le preguntó a ella "do you like fucking?" todo mal!!!. Así fue como este tal por cual se mantuvo cerca de nosotras en el camino y me lanzó la misma pregunta. QUÉ TE CREÍS CONCHATUMADRE??!! Y algo me contestó en su lengua que no pude entender, pero que sonaba a insulto. Yo pensé que si se mantenía cerca más rato, me iba a ir directo a la policía y listo, pero por suerte el insolente desistió. Llegamos al templo y yo estaba realmente indignada por lo sucedido. Paseamos y tomamos fotos, además de sentarnos un rato a tomar un rico café local, que el templo ofrecía a cambio de una donación. Tanto el templo como la mayoría de las casas "Lombokinas" (ni idea cuál es el gentilicio) tienen en sus jardines un espacio tipo pérgola, techado y cuadrado, elevado unos centímetros del suelo y de madera, que sirve de centro para que la familia y los amigos se reúnan y compartan. Me pareció una idea muy linda para llevar a mi próximo hogar. En el templo también vimos a un montón de niños bañándose en un tranque en la parte trasera y aunque fuimos animadas por un simpático vendedor a tomarles fotos, no quisimos porque nos pareció que estaríamos pasando a llevar su intimidad ya que estaban toditos piluchos, jeje. En el camino de regreso paramos en un puesto de comida callejera donde había sólo locales y pedimos uno de los platos típicos: pollo asado muy muy crujiente con arroz y unas verduritas. Y para conocer un poco más de la cultura, nos aventuramos a comer directamente con las manos, tal como hacen los locales. Llegando a Senggigi buscamos una buena ubicación para disfrutar la puesta de sol acompañadas de cocos naturales y maíz asado, exquisito!! Cerramos el día con una botella de vino blanco de la zona, que si bien no le llega ni a los talones al vino chileno, nos vino muy bien.
Tras el mal rato que pasamos con el tipo de la moto, sumado al constante piropeo de los hombres de la isla, decidí comprar mi pasaje para salir de ahí y seguir al siguiente destino: Jogjakarta (o Yogyakarta, o "Jojya", como cariñosamente la llaman los locales). Mi intención era hacer el trayecto por mar, pero lamentablemente no existía ferry directo y la ruta disponible era ferry hasta Bali, bus y ferry para cruzar a Java, lo que me tomaría unas 10-12 horas en total y $20.000. El avión demoraba 1 hora 20 minutos y costaba $30.000, así es que opté por este último. Lo fome fue que tuve problemas con el sitio de la aerolínea y me cargaron DOS PASAJES, sin posibilidad de devolución. Puta!!!! Cagué no más, por más que reclamé me dijeron que esa era la política de la empresa. Así fue como conseguí mi pasaje para dejar Lombok a las 6 am de hoy domingo.
Para mi último día en Lombok, decidí ir a conocer "Pink beach", la playa que prometía arena rosada debido a los corales rojos, a 90 kms. de Senggigi. Fueron 3 horas para llegar al lugar (la velocidad máxima permitida es 40 kms/hr y la verdad, aunque quieras, no es posible andar a más de 60). Los últimos 15 kms fueron de tierra y hoyos, así que quedé agotada!! Y claro, tal como me advirtió un local, de rosada no tenía mucho (si buscan en Google van a ver fotos de la playa realmente rosada, pero según dicen, se ve así sólo con determinada marea y en el amanecer). Un poco desilusionante, sí, pero igualmente bella. Estuve ahí un par de horas y emprendí el retorno.
En el camino de vuelta me metí entre medio de unos campos que no sabía de qué eran. Las plantas parecían grandes acelgas, pero las cosechaban cuando la hoja ya estaba prácticamente amarilla. Un poco perdida a pesar de mi compañero GPS, las callecitas empezaron a angostarse y llegué a una calle sin salida, donde había un grupo de las 8 mujeres y algunos niños, que estaban encordando estas hojas amarillas. Se sorprendieron y alegraron mucho con mi aparición y un par de ellas se me acercaron sonrientes y hablando como cotorras. Obviamente ninguna hablaba inglés. Todas hablaban y se reían y yo sin entender, me reía con ellas. Una de ellas se acercó a tocar mi vestido y también me tocaba los brazos, muy curiosa pero siempre amistosa. En eso llegó un chiquillo de unos 15 años al que habían ido a buscar, pues era el único que algo de inglés hablaba. Me preguntó dónde iba, le respondí Senggigi y me dio algunas indicaciones básicas. Antes de irme, le pregunté a las mujeres si podíamos tomarnos una foto y se volvieron locas!! Unas de ellas muy tímidas, pero las dos que me recibieron me tomaron los brazos y se me pusieron debajo, para que las abrazara por los hombros, jajajaj. Todos reíamos mucho, fue muy gracioso y lindo, perfecto para no dejarme con el sabor amargo de tanto acoso los últimos días. Volví a Senggigi sin contratiempos, completamente agotada y me di otro masajito (a 3 lucas un masaje de una hora, quién puede resistirse?). Comí algo, hi e unas compras, devolví la moto y me fui a mi querido homestay, donde recibí la ayuda de Michel, el dueño francés casado con la local Nia, quien me aconsejó ir al aeropuerto en "Damri", la compañía de buses públicos de la isla. Él mismo llamó y quedamos en que a las 3 am me recogerían en el camino principal, a unos 200 mts. del homestay.
Así que ahí estaba yo muy parada a las 2:50 am en plena calle esperando el bus, algo temerosa de que no se presentara, a pesar que Michel me aseguró que no habría problema. Y no lo hubo: 3:00 y ahí estaba mi bus
Y todo sin contratiempos, llegué a Jogja a las 6:20 am (vuelvo a tener 12 hrs. de diferencia con tchile) y como ya soy chorita, decidí no tomar taxi y me vine desde el aeropuerto al nuevo hostal en micro, que me costó $150 y 10 cuadras de traspirada caminata con mis mochilas. El nuevo hostal se jacta de ser "el más moderno de la ciudad" y probablemente sea así: 5 pisos, dormitorios de 3 camarotes en pisos separados hombre/mujer, azotea al aire libre para desayunar y con una angosta y laaaaarga piscina, wifi sólo en las zonas comunes, ducha caliente, desayuno "estilo indonesio" (que quiere decir: comida tipo almuerzo) y todo por la módica suma de $4.000, perfecto para mi resentido bolsillo y algo sobrepasado presupuesto a esta altura del viaje.
Hoy cumplo dos meses y medio en esta aventura y, junto al inicio de la primavera en Chile, estoy a un mes exactamente de volver.
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La Casa Homestay en Sengiggi, Lombok |
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Sengiggi beach |
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Otra vista de Sengiggi beach |
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Cocos y choclos asados para acompañar el atardecer |
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La mezquita más grande que vi en todo el viaje |
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Pura Lingsar |
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Detalle de la piedra tallada |
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Comida callejera: pollo asado muy picante y arroz.
El agua es para lavarse las manos, porque se come con ellas |
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Cementerio chino |
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Cementerio chino |
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Cementerio chino |
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La pandilla camino a una pichanga :D |
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Pink beach |
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Pink beach |
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Pink beach |
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Pink beach |
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Bellas mujeres que cosechan tabaco |
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Encordando el tabaco |
Jogjakarta - Lunes 22 de septiembre de 2014
Dos días en Jogja y me lo he flojeado todo!! Apenas he caminado algunas horitas por las calles cercanas... estoy cansada! Pensaba arrendar una motito para moverme, pero parece que quiero evitarme el estrés y aprovechar el excelente transporte público que esta ciudad ofrece, para ir a conocer los famosos templos de Prambanan (hindú) y Borobudur (budista... uno de los más grandes del mundo!). Así que posiblemente mañana vaya por uno de ellos.
En mi escueta caminata de hoy, me senté en una esquina a contemplar a la gente. Estaba en eso cuando se me acercaron dos chicas escolares, de unos 13 o 14 años. La más extrovertida habló en perfecto inglés y me explicó que estaban haciendo un trabajo para el colegio, para la clase de inglés justamente, para lo cual debían hablar con diferentes extranjeros en la calle. Me preguntó y anotó mi nombre y país de procedencia (de las pocas veces que alguien escribe bien mi nombre sin deletrearlo) y se lanzó muy entretenida a preguntar mil cosas: hace cuánto tiempo viajas? Es tu primera vez en Indonesia y en Java? Cuánto tiempo te quedas? Conociste ya el palacio del sultán y los templos de Prambanan y Borobudur? Dónde empezó tu viaje y dónde termina? Planificaste, antes de partir, los lugares que recorrerías? De dónde sacaste el valor para viajar sola? Fueron algunas de sus muchas y, al parecer, espontáneas preguntas. Esta maravillada!! Para terminar me pidió mi e-mail y si tenía facebook o instagram. Casi me dio la sensación que simplemente estaba ávida de hablar con un extranjero, más que hacer una tarea para el colegio... linda!!!
Seguí caminando y se me acercó un muchacho hablándome muchas cosas. Creí que me quería vender algo u ofrecerme transporte, pero de a poco caché que no era así. Me preguntó si ya conocía los templos famosos y al negarme, me sugirió tomar el transporte público para hacerlo. Me dijo que me recomendaba ir a Prambanan por la tarde y ver desde ahí la puesta de sol, que es hermosa, mientras que a Borobudur me sugirió ir al alba y ver desde ahí el amanecer. Aprovechó también de sugerirme un lugar para almorzar comida local y con precios locales, no turístico y de paso me mencionó la escuela y galería de arte donde trabajan la famosa técnica del "batik": tintura de telas. Me explicó que cerraban dentro de 1 hora y media y su sugerencia era ir primero ahí y luego a almorzar. Pensé entonces que había llegado el momento de ofrecerme transporte, pero me equivoqué!! Simplemente llamó a uno de los carritos guiados por una bici, muy típicos de Jogja y me dijo que me cobraría 3.000 rupias ($150). Y ni tiempo me dio de preguntarle su nombre, con suerte alcancé a darle las gracias! Buena ondaaaaa
Llegué a la escuela de arte, donde me recibieron y mostraron todo el proceso para la tintura de las telas, tremendamente detallista y hermoso, inicialmente se usaba para los "sarongs" (pareos que usan como falda hombres y mujeres), luego derivó a todo tipo de ropa y en la actualidad utilizan la técnica para cuadros decorativos, que es lo que venden en la escuela. Desde artistas novatos y en proceso de aprendizaje, hasta los más profesionales y experimentados venden sus obras de todos los tamaños, estilos y colores. Es realmente alucinante!!!
Siguiendo mi recorrido y con la sonajera de tripas me fui caminando en busca del restaurante recomendado, pero no logré dar con él. En cambio me encontré con un carrito de venta de jugos naturales y por $250 compré un exquisito zumo de guayaba. Ñam! Más allá paré en un restaurante de comida local, tipo bufet; eliges todo lo que vas a comer y luego pasas por caja. Elegí dos tipos diferentes de pollo, un huevo frito, una galleta como de mote, una especie de puré frito en forma de papa rellena pero sin relleno... todo con la infaltable base de arroz. Esto, más un té frío me costó $1.250.
A las 4 ya estaba de vuelta en el hostal y me fui derechito a la azotea, que goza de una maravillosa vista y de cómodos asientos para pasar el rato, además de todo un borde en L a modo de piscina (que graciosamente indica los 75 cms. de profundidad y la advertencia de que el hostal no cuenta con salvavidas, por lo que el uso de la misma es "at your own risk". Tiernoooo!). Estaba sola así es que aproveché el momento y me lancé con una horita de yoga por y para mi misma, para luego pintar un mandalita y terminar la jornada con los pies en el agua y cantando a Shakira a todo pulmón, mientras la ciudad se estremecía bajo los rezos de las muchas mezquitas que posée.
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Street art en Jogja |
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Comida callejera. La mejor. |
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La terraza en la azotea de Edu Hostel |
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Una de las zonas comunes de Edu hostel. Exquisita. |
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El ingreso al palacio del sultán |
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El palacio del sultán |
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Instrumentos musicales en el palacio del sultán |
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El acceso al comedor |
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El techo del comedor |
Jogjakarta - Miércoles 24 de septiembre de 2014
Ayer tuve otro de esos días odiosos que una quiere que puro se acaben. Estoy responsabilizando a mis enloquecidas hormonas, que me tienen esperando mi período desde Julio (ni urgida... muchos me han dicho que es normal que el cuerpo se confunda con el cambio de hemisferio, la alimentación, el clima y todo el asunto). Patié la perra el día completo y se me sumó un incipiente dolor de cabeza. Compré un tour para ir a conocer los templos de Borobudur (budista) y Prambanan (hinduísta), partiendo a las 4 am para ver el amanecer en el primero. Idiota me fui a dormir a las 21:30 para levantarme a tiempo.
Desperté sin dolor de cabeza y estuve lista a las 3:45. Bajé al lobby y me encontré con un compañero de aventura: Tim, gringo, 36 años y dirige UN CIRCO. Guau!! Una hora y media de viaje y a las 5:40 ya estábamos subiendo la colina de Borobudur. Estaba bastante nublado, así que no puedo decir que fue un amanecer sobrecojedor, pero igualmente fue muy lindo y algo del templo se alcanzaba a divisar. A las 6:30 ya estábamos tomando un sencillo desayuno en el ingreso al templo y... entramos. Mi primera impresión: muy turístico. Me costó conectar con el lado espiritual, pero el lado histórico impresiona igualmente, ya que el templo fue construido en el año 825, 2 millones de piedras, 6 niveles, 506 estátuas de Buda, 35 mts. de altura y un cuadrado casi perfecto de 120 mts. de longitud. Impresionante. Tremendo. Potente. Según wikipedia es el templo budista más grande del mundo (no me fío de la wiki, pero al menos es el más grande en Indonesia).
El segundo templo, Prambanan, también bastante turístico pero igualmente importante en cuanto a la historia: data del año 856 y está compuesto por 20 pequeños templos, todos dedicados a la "Trimurtí", los 3 principales dioses hindúes: Brahma (el creador), Visnú (el protector) y Shiva (el destructor). Este templo ha sufrido inmensamente los terremotos a lo largo de la historia, por lo que se encuentra en constante mantención.
La cagaron los templos, no tengo más palabras para describirlos.
Volvimos a Jogja a eso de las 13:00 y me fui directo a la ducha y a almorzar. El resto del día lo pasé tranquila leyendo y pintando y ya por la tarde bajé al lobby a ver si veía a Tim para ir a comer algo. Y no sólo me encontré con Tim, sino con un grupo completo dispuesto a conversar y pasar el rato: tres españoles, un inglés, dos franceses, el gringo Tim y una colombiana. AL FIN PUDE HABLAR ESPAÑOL UN RATO!! jajajaja. Fuimos todos a comer y luego volvimos al hostal, donde Tim dio unas buenas clases de acrobatic yoga al grupo y a unas chicas locales que se rieron y lo pasaron también muy bien.
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Prambanan: templo hindú que data del año 856 |
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Proclamado patrimonio de la humanidad por la UNESCO |
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Pray |
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Brahma |
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Esta piedra era la cúpula de la torre de atrás,
que se cayó con el terremoto del 2005 |
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Cementerio de piedras en Prambanan,
producto de los terremotos |
Jogjakarta - Jueves 25 de septiembre de 2014
El martes recién pasado -el día de mi máximo cabreo- en un ataque de furia y responsabilizando a la acogedora Jogja de mis pesares, googlié en busca de una playa no muy lejana para pasar mis últimos días en Indonesia. Así fue como terminé comprando un pasaje a un pequeño pueblo en la costa norte de Java, llamado Jepara, desde donde sale un bote a la isla y parque nacional de Kurimanjawa. El ticket para el bote tenía que comprarlo directamente en el puerto, así es que junto con el pasaje para el bus, reservé una noche en un hotel cercano, bien lindo y con piscina para pasar el día... sería el alojamiento más caro de mi viaje (unas 17 lucas).
El punto es que hace días me vengo cuestionando el hecho de no haber subido a ninguna montaña o volcán durante mi estadía en Indonesia. De hecho hasta estoy arrepentida de no haber hecho el trekking al volcán Bratan o al volcán Agung en Bali, pues he leído acerca de la poderosa energía del lugar y lo mucho que se recomienda el trekking nocturno para ver el amanecer. Pero bué... ya no lo hice durante este viaje.
Aún con la idea de subir una montaña en la cabeza, esta mañana decidí anular el pasaje a Jepara y comprar un ticket para ir en tren hasta Malang, la ciudad más cercana al volcán Bromo, a 8 horas desde Jogja. Afortunadamente me devolvieron el 50% del pasaje a Jepara (igual estaba dispuesta a perderlo... no moriré por $6.500) y ya tengo mi pasaje para el tren, el cual sale en unas 5 horas más (10:15 am de Chile). Llegaré a las 4 am -hora local, 18:00 hora Chile- y creo que pasaré ahí un día, antes de tomar el bus de 1 hora y media hasta los pies del volcán. Según lo que he leído, el trekking es de baja dificultad y el paisaje es alucinante. Ya veremos!!
Entiendo que lo mejor es quedarse una noche en Cemoro Lawang, un pueblito pequeño a los pies del volcán donde hay unos pocos hostales y cero wifi, así es que estaré desconectada por un par de días hasta volver a alguna ciudad grande. De esta manera se puede iniciar el trekking aún de noche y así disfrutar del amanecer en la cumbre (o en algún view point).
Viajaré junto a Tim, el gringo que conocí en el tour a los templos de ayer. Esta mañana, luego de acompañarlo a comprar su ticket y sin haber comprado el mío porque no andaba con mi pasaporte, Tim me acompañó al trámite de devolver el otro pasaje. En el camino pasamos por fuera del palacio del sultán y nos encontramos con un espacio abierto muy grande, tipo cancha de fútbol pero de tierra. Al medio había dos grandes árboles y según dicen los locales, tienes que vendarte los ojos y caminar de una lado a otro por entre medio de ambos árboles. Es decir, unos 40 mts. caminando a ciegas. Ok. Paramos ahí y decidimos jugar. "¿Quién va primero? Yo!". Así que Tim me vendó los ojos y y partí. El primer intento no tuvo resultado positivo, me desvié a mitad de camino. El segundo intento lo hice con la ayuda de la voz de una mujer local muy simpática que me fue siguiendo y ¡lo conseguí! Buena suerte para mi, dice la leyenda urbana. Levanté los brazos y salté de felicidad, wiiiiii. Llegó el turno de Tim y lo ayudé a vendar sus ojos. Él lo hizo a la primera y celebró con alegría también.
Retomamos camino hacia la oficina de buses, tomé mi mapa de papel y caminé en cierta dirección. Tim me dijo que era para el otro lado, pero yo que confío en mi -normalmente- buena orientación y testaruda como soy, le rebatí y él aceptó. 10 minutos después, sintiéndome perdida y tras decirle a Tim "this map is a layer", consulté google maps. Al ver que el GPS indicaba que estábamos caminando en dirección opuesta, lo primero que dije fue "oh, my GPS is broken!" y a los pocos segundos caí en que el error era mío y que me había desorientado con el jueguito de los ojos vendados. Agaché la cabeza y asumí mi error, pero no pude evitar la reflexión sobre mi primera reacción, que fue culpar al GPS sin dudarlo. ¡Cómo es posible! Tim se cagaba de la risa escuchando mi auto análisis y encontró que le estaba poniendo color y pensando mucho. Demás. No sé. Igual vale detenerse y analizarse, encuentro.
Volvimos atrás y retomamos el camino correcto. Media cuadra antes de destino, sucedió algo muy heavy, extraño y casi surrealista: una mujer local empezó a caminar a mi lado en silencio. Era muy delgadita y baja (no superaba los 1,45 mts.) y tendría unos 50 o 60 años quizás, casi sin canas pero con varias arrugas. En cosa de segundos puso su mano en mi nalga izquierda y dio unos pasos conmigo. Tim iba a mi lado derecho y no se dio cuenta. Yo le pregunté "why are you doing that?" y ella no dijo ni una sola palabra y retiró la mano, pero se mantuvo caminando a mi lado y en silencio. Su ropa estaba completamente mojada y vestía de naranjo y beige. Yo, sin entender nada pero sin alterarme ni molestarme, seguí a su lado y disminuí la velocidad, mirando siempre a sus pies descalzos y dispuesta a seguir su ritmo. No sé qué fue todo eso, pero por segundos cósmicos estuve muy conectada a ella. Tim le preguntó si no le ardía la planta de los pies al caminar sin zapatos, ella no respondió ni se inmutó con la pregunta. Todo esto pasó en uno o dos minutos y cuando llegamos a la esquina para cruzar, Tim se despidió y ella se quedó ahí. Cruzamos la calle y al mirar atrás ella ya no estaba. Devolví el ticket y compré el pasaje para el tren.
Ahora estoy terminando de escribir estas líneas y luego me iré a preparar mis cosas para dejar Jogja, la ciudad de las sorpresas. Y sigo pensando en esa extraña mujer que, lejos de intimidarme, me dejó una inmensa y gran luz aquí a mi lado.
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Más deliciosa comida callejera |
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Street art en Jogja |
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Mucho caminar por Jogjakarta |
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Los arbolitos del juego mágico :) |
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Street art en Jogja |
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Y más street art en Jogja! |
Ubud / Bali - Lunes 29 de septiembre de 2014
El tren desde Jogjakarta a Malang tarda casi 8 horas en llegar a destino. Mi compañero de viaje Tim y yo, abordamos a las 20:15 y nos fuimos directo a nuestros asientos en clase económica: duros, sin posibilidad de reclinar el respaldo, un asiento continuo para dos personas y asientos frente a frente para otras dos. Afortunadamente el tren iba bastante vacío, así es que luego de un par de horas de viaje, cada uno tomó un asiento para dormir. Gracias a eso, el viaje no fue demoledor, aunque Tim terminó durmiendo en el suelo pues el asiento no fue suficiente.
Arribamos en Malang a las 4 am y nos dirigimos a la estación de buses, para tomar la micro pública que nos dejaría en Probolinggo, el pueblo desde donde salen los furgones hacia Cemoro Lawang, a los pies del volcán Bromo. La experiencia de viajar en la micro fue muy linda: todos bien apretaditos, pura gente local y nosotros. Pasadas las 6 am ya estábamos en Probolinggo y ahí empezó la dulce espera, pues para subir a la montaña tiene que llenarse el furgón nada menos que con 15 personas... y nosotros fuimos los primeros en llegar. Lo primero fue buscar un baño, al cual tuve que ir unas 5 veces porque no me sentía bien de la guata, a pesar de no haber comido nada desde hacía más de 12 hrs. (esa fue la parte positiva de la larga espera que venía, no hay nada peor que viajar y sentir que necesitas un baño YA y no lo tienes al alcance). Durante la espera, Tim se dedicó a entretener al "público" con sus malabares, con magia y jugando ajedréz. Yo me dediqué a caminar escuchando música, mientras hablaba con mi cuerpo para que se recuperara.
A eso de las 8:30 am llegaron 3 chicos franceses y un holandés. Bien, ya eramos 6! De entrada nos presentamos y se nos unieron a la espera. Los franceses viajan juntos: Melina y Etienne son hermanos y Clemence vive con ambos en Paris. Los tres son enfermeros, trabajan juntos, compartes departamento y viajan juntos. Mark, el holandés, tiene 28 años y es anestecista. Todos presentados e iniciada ya la conversación, los franceses nos contaron que habían tratado de subir el día anterior por la tarde, pero no había llegado nadie más y la alternativa de pagar por el furgón completo era muy caro para ellos. Una hora de espera y a las 9:30 decidimos evaluar la posibilidad de negociar un mejor precio y así partir los 6 de una vez. Hueso duro de roer el chofer del vehículo, pero conseguimos pagar unos $3.300 por cabeza y partimos pasadas las 10 am. Al fin!
El paisaje camino al volcán era completamente verde y muy frondoso. Es un ascenso similar al de Farellones, aunque las curvas no son tan pronunciadas. Una hora y media después ya estábamos en Cemoro Lawang y alojados en el mismo homestay los 6, donde yo mismita negocié un buen precio paquete. Quién lo diría... con lo que me carga regatear y ya me convertí en una experta!
El fiato del grupo y la buena energía se sintió desde el primer momento. Algo había en los 6 que nos hacía fluir perfectamente, una mezcla entre caracteres, postura y estilo de viaje... todos muy dóciles y en buena onda, nadie quería mandar o tomar decisiones por su cuenta, todo fue conversado y consensuado desde el minuto uno. La raja!
Así fue como decidimos entre todos hacer el trekking al volcán ese mismo día y disfrutar desde arriba el atardecer, dejando el segundo trekking, en el que se asciende a la montaña del frente, para la madrugada del siguiente día y ahí pasar el amanecer. Almorzamos e iniciamos una tranquila caminata bajando desde el pueblo hacia el valle. Había unos 20° y viento, el día estaba soleado y las condiciones eran muy cómodas. A mitad de camino nos encontramos con un templo. Cerrado, pero igualmente pudimos apreciar su encanto desde afuera. Empezamos a subir por un camino arenoso y llegamos a las escaleras. No conté los escalones pero calculo que andan por los 350. La vista desde arriba era realmente impresionante. Sobrecogedora. El primer cráter de un volcán activo que vi en mi vida. Grité mi "ayayayayayayayyyyyy" a todo pulmón. Sonre8. Me reí. Exploté en felicidad. Agradecí desde lo más profundo.
Nos quedamos ahí unas 4 horas admirando el impactante paisaje, conversando, jugando, sacando fotos y riéndo mil. Creo que los últimos 5 días me he reído más que en toda mi vida :')
Junto a la puesta de sol vino el frío y con él iniciamos el regreso al pueblo, donde nos esperaba una exquisita comida y unas refrescantes Bintangs, antes de irnos a la cama y caer rendidos para descansar un par de horitas antes del trekking de madrugada. Y me dormí dando las gracias. Gracias. Gracias!
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En Probolingo, esperando para llenar el furgón |
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Camino a Cemoro Lawang |
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Desde Cemoro Lawang, la primera vista al volcán Bromo |
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El camino de la lava |
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Subiendo al volcán Bromo |
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El cráter! |
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Desde la cima del volcán. Abajo un templo hindú
y al fondo a la derecha el pueblo de Cemoro Lawang |
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El grupete esperando el atardecer |
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El cerro al lado del volcán |
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Chau día, hola lunita! |
Ubud / Bali - Miércoles 1 de octubre de 2014
Luego del atardecer maravilloso en el volcán Bromo, cerramos el día con una exquisita comida local y nos fuimos a dormir a eso de las 21:30. A las 2:15 am ya sonaban los despertadores para levantarse raudamente y partir a las 2:30, ya que todo indicaba que la caminata rondaba las 3 horas de duración.
Iniciamos en camino plano con pequeñas pendientes, todos aún medio dormidos. El camino era de tierra y lo suficientemente ancho para que pasaran dos autos. La temperatura bordeaba los 15°. Poco a poco, la pendiente empezó a intensificarse y empezamos a entrar en calor. Llegamos a un punto donde ya los autos y motos no podían seguir subiendo... las estrellas resultaron ser tremendas compañeras, el cielo me recordó esos veranos de vacaciones en el sur de Chile, cuando las estrellas eran tantas que lograban iluminar el cielo.
Nos tomó poco más de 1 hora llegar hasta el mirador más alto, bastante menos tiempo de lo esperado, pero en buena compañía el tiempo suele no ser un problema. Hacía frío y el viento era intenso, y cuando ya descansamos un poco, la transpiración empezó a enfriarnos y nos sentamos alrededor de una pequeña fogata que poco calentaba, pero funcionaba psicológicamente y junto a los cafés y tés que pudimos comprarle a una señora, mantuvimos el frío a raya.
Pasadas las 4:30 am empezó a aclarar y la aurora boreal llegó en gloria y majestad, iluminando gradualmente cada rincón de las montañas, el valle y por supuesto, el volcán Bromo. Guaaaaaaa. Energía al 1000% para llenar el corazón, la cabeza y la piel. Cada parte de mi cuerpo quería explotar de energía y luz. Sentía como una corriente iba subiendo desde mis pies y a través de mis venas, recorriendo mi cuerpo y saliendo a raudales por mi cabeza y por la punta de los dedos de mis manos. Empecé a sentir cómo la luz traspasaba mis párpados cuando cerraba los ojos. Y sonreí. Y no lloré, porque la emoción era completamente nueva, diferente. Y levanté mis brazos. Y dejé caer la cabeza hacia atrás. Y me sentí la mujer más afortunada del mundo por tenerlo todo. Y agradecí diez veces. Y grité desde las entrañas AAAAAAAYAYAYAYAYYYYY.
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4:45 am |
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5:30 am con el volcán Bromo de fondo :D |
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Y todos cantamos: here comes the sun turururú |
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Pura energía! |
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El sol iluminando el valle |
Ubud / Bali - Jueves 2 de octubre de 2014
Luego del impactante amanecer en el volcán Bromo, volvimos a Cemoro Lawang a tomar el merecidísimo desayuno y a preparar las mochilas para continuar el viaje. A esa altura y tan sólo a 24 horas de conocernos, el grupo había logrado un fiato y sintonía de verdad sorprendentes. La fluidez con que se dio la relación entre los 6 fue una tremenda sorpresa tanto para mi como para el resto. Sin darnos ni cuenta empezamos a tomar decisiones grupales sin que nadie tomara la batuta. Sólo lo conversábamos un par de minutos y listo, teníamos un acuerdo. Así fue como tomamos un furgón de vuelta a Probolinggo junto a 8 personas más y una vez en ese lugar, negociamos en una agencia para dirigirnos al volcán Ijen. En esta nueva aventura se sumaron dos chicas más, una de ellas alemana y la otra eslovaca, así es que tomamos una cómoda van para 8 personas (bastante más cómoda que el furgón, que era terrible!!).
5 horas y una parada para almorzar después, llegamos a la pequeña aldea de Sempol en Bondowoso, Java este, la última parada antes de ascender al volcán y parque nacional Ijen. Arribamos a eso de las 16:30 y decidimos, grupalmente, alojar en un hostal. Digo esto porque existía la posibilidad de no tomar alojamiento y dar vueltas por ahí hasta la 1 :00 am, pero todos estábamos cansados y nos pareció la mejor idea (después del trekking nos daríamos cuenta que decidimos bien). Las otras dos chicas que se sumaron al grupo decidieron no alojar. Fue un momento un poco tenso para todos, pues la eslovaca se mostraba muy "jefa" y todos sentimos que ella creía que podía tomar decisiones por nosotros... y nonono, nosotros estábamos en otra parada!. En fin. Dejamos nuestras cosas, nos pusimos nuestros "calzón-pileta", alias traje de baño, y caminamos rumbo a las termas cercanas, admirando el espectacular paisaje y disfrutando de la compañía de todos. Mucha y muy buena charla, muchos juegos a lo largo del trayecto en furgón, van y a pie, mucha magia y risas... de verdad el grupo fluía maravillosamente!! Y las termas vinieron a coronar nuestro agotador día, relajando cada músculo de nuestros cuerpecitos y brindando un masaje natural gracias a los minerales. Ahhhhhhh, estábamos en el cielo.
Cerramos el día con una nueva y deliciosa comida local y nos fuimos a la cama pasadas las 21:00 hrs. (los niños con los niños y las niñas con las niñas. La cosa no era na orgía :P). A las 12:40 sonaban nuevamente los despertadores y a la 1:00 ya estabamos todos de vuelta en la van, somnolientos y silenciosos. Nuestro chofer, Atek, era un muchachito risueño y apenas hablaba inglés. Aún así se unía a nuestras risas e intentaba entender nuestras preguntas. 2:20 y llegamos a los pies de la montaña, para iniciar el ascenso junto a varios centenares de turistas y locales (estimo fácil cerca de 1.000 personas), muy diferente al tranquilo y silencioso ascenso que hicimos la noche anterior en Bromo. El camino era de tierra bien apretada y en algunas partes había ese polvillo extra fino que se te mete por cada agujero -visible- del cuerpo. Poco a poco empezamos a sentir como el azufre invadía nuestra nariz, ojos y garganta. En el camino nos cruzamos constantemente con hombres llevando grandes bloques de azufre sobre los hombros... yo sufrí por ellos, tanto peso y el camino irregular y riesgoso debido a la permanente quebrada me hizo pensar mucho acerca de la seguridad -inexistente- del lugar. Recién cuando saliera el sol e iniciáramos el descenso me daría cuenta del real riesgo del trekking (ni se imaginan...).
Una hora nos tomó llegar a la cima y algunos de nosotros sentíamos mareo debido a la intensidad del azufre. La garganta me ardía y los ojos empezaban a lagrimear. Fue entonces cuando tuvimos que decidir si bajar o no al cráter del volcán para ver el prometido "fuego azul". Cada uno se asomó por el risco para evaluarlo y decidir. Yo elegí perderme el espectáculo y esperar a los que bajaran ahí, no me sentía bien y consideré que el camino era demasiado estrecho para bajar -y subir- sin sentirme en mi 100%. Y la decisión no era sólo por mi propia seguridad, sino también por la del resto: si trastablillas o te caes, de verdad puedes provocar un accidente fatal. Mark, el holandés, tomó la misma decisión y el resto bajó. Empezamos a sentir frío, igual que la noche anterior, pero la buena conversación nos distrajo lo suficiente como para no pasarlo mal con la temperatura. Una hora después, nuestros compañeros ya estaban de vuelta y bastante afectados por la mezcla de los gases y el ejercicio, pero lo suficientemente bien como para continuar el camino hasta el último mirador y apreciar desde ahí la laguna y un nuevo amanecer.
Llegamos a la cima justo cuando empezaba a aclarar y ¡sorpresa! ¡Vimos el mar! Guaaaaaaaaauuuuuu, la vista era tan pero TAN majestuosa, que esta vez sí creí que lloraría. Montaña, laguna, tremendas quebradas y riscos, cielo, mar... noooooo, la-ca-gó. Tener la oportunidad de verlo y sentirlo con cada parte del cuerpo es una completa y total bendición. Después de eso, para mi, agachar la cabeza y sentirte el ser humano más humilde sobre la tierra, lo es todo. Entender que no eres nada y a la vez eres todo. Entender y sentir que tenemos la inmensa fortuna de vivir la vida así, humildemente y que el cuerpo, las circunstancias, los momentos, la compañía y todo, absolutamente todo es GRATIS, te vuela los sesos. Me gusta llamarlo "redención". Y mis manos se unen delante del pecho y me rindo con lágrimas en los ojos y una nueva e inmensa sonrisa en el corazón.
GRACIAS. GRACIAS. GRACIAS.
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Bondowoso |
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Bondowoso |
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6:00 am en la cima del volcán Ijen |
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El maravilloso grupo! |
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Mi mejor árbol para recibir al solcito |
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Absorbiendo cada rayo |
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Pura felicidad |
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Impresionante el lago |
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7 am y ya pudimos reconocer
el camino por el que ascendimos |
Ubud / Bali - Jueves 2 de octubre de 2014
48 horas después, dos volcanes apreciados, dos amaneceres absorbidos, muchas risas y juegos, llegó el momento de decidir si me separaba del grupete o si seguía mi estadía en Java, en una suerte de peregrinaje hacia Jakarta en compañía de Mark, quien ya tenía planificado esto último. Dejé la decisión para el último minuto, cuando llegamos al puerto donde se toma el ferry para cruzar a Bali. Y como se ha visto en las fotos, decidí quedarme con el grupo y cruzar... ya vería después cómo llegar a Jakarta para tomar el avión a Bangkok!
Volver a Bali y específicamente a Ubud, fue como volver a casa. Cuando dejé la isla hace un par de semanas, siempre supe que volvería, sólo que no pensé que sería tan luego. El trayecto desde el puerto a Denpasar fue de unas 5 horas en bus, para luego tomar un taxi otra hora y media y así llegamos a Ubud cerca de las 17:00, agotados y felices. Nos fuimos directo al homestay en que me había quedado la última vez y mi amiga Ketut nos dio un buen precio por las habitaciones. Salimos a comer y el día terminó temprano, por supuesto.
Al día siguiente arrendamos 3 scooters y nos fuimos en busca de un templo sobre el agua que yo no conocía. Los chiquillos estaban felices paseando y muy sorprendidos con lo diferente que es Bali a Java. Y claro, es muy fácil creer que por ser un mismo país todo se verá más o menos igual... pero Indonesia no es así. Yo sólo conozco 3 islas y las 3 son muy diferentes en cuanto a la gente, la artesanía, los paisajes e incluso la religión predominante. Hasta en el lenguaje hay diferencias entre una isla y otra. Un poco perdidos llegamos al templo, que lamentablemente se encontraba cerrado, así es que dimos media vuelta y nos dirijimos al mercado de Sukawati, donde puedes encontrar ropa, zapatos y una infinidad de alternativas de decoración y souvenirs a precios mucho más convenientes que en Ubud. Eso sí, mis amigos franceses sintieron que la presión de los vendedores era demasiada y rápidamente se sofocaron y querían salir corriendo (lo entiendo perfectamente... de verdad es agotador cuando recién llegas!). El día terminó con una rica comida y con un bailoteo relajado en el bar L.O.L, donde una banda en vivo toca reggae cada noche. Estábamos todos bien prendidos y felices, tanto que pedimos un "rainbow", consistente en 12 shots de diferentes copetes y que al juntar cada vaso, se ven todos los colores en degradé. ¡Carrete!
Al día siguiente tomamos nuevamente las motos y atravesamos la isla rumbo a la playita. Partimos por Seminyak y estuvimos ahí un par de horas antes de ir a almorzar. La corriente en esa playa es súper intensa, así como también las olas, pero todos nos animamos y disfrutamos del poderoso mar, para luego jugar un rato en la arena guiados por Tim, quien nos enseñó algunas posturas acrobáticas, tipo pirámide humana y otras posturas de equilibrio muy muy entretenidas. Él realmente tiene muchas habilidades y tiene el don de enseñar, es un tremendo profe! Luego de almorzar nos fuimos a la playa de Legian, de mar más tranquilo pero lleeeeeena de gente (de todas maneras la playa es tan tan grande que ni lo sientes). Nos quedamos ahí para ver el atardecer y volvimos ya de noche a Ubud, con los cuerpos agotados de mar y sol, dispuestos a gozar de un buen descanso.
El último día de mis compañeros de aventura nos quedamos en Ubud y recorrimos un par de templos, además de hacer un sencillo trekking de un par de horas por los campos de arroz y almorzamos con una tremenda vista a los mismos. Por la tarde nos fuimos de vitrineo y compras y mi amiga Cleme y yo cerramos con un delicioso y reponedor masaje balinés de una horita. Nuestra última cena fue en un restaurant sencillo y espectacular, nos deleitamos con diferentes platos y tomamos Arak, vino de palma con limón y miel, fuerte pero muy rico. Ya por la noche me despedí de los franceses, quienes partían rumbo a Gili Trawangan a las 6:45 am del siguiente día. Yo había estado todo el día pensando en algo que quería decirle a Cleme, pero no había encontrado un buen momento y me daba temor incomodarla o que ella sintiera que me creo una gurú o algo parecido, jajaja. Después de despedirme del grupo, llamé a Cleme y me lancé no más, pues ella me recuerda mucho a mi misma a su edad y ya hubiera querido yo que alguien me dijera lo que yo iba a decirle a ella a los mismos 23 años. Fui escueta y directo al grano: le dije que no suelo hacer esto, pero que me parecía pertinente hacerle ver que ella tiene una hermosa cualidad que es la EMPATÍA, característica que yo también comparto, pero que es muy importante no confundir el cuidarse a una misma y ponerse en primer lugar, con egoísmo o falta de empatía. Le dije que yo era muy parecida a ella en ese sentido y que muchas veces me descuidé por la culpa que me daba no vivir pendiente de los demás. Ella me escuchó atenta y con sus ojitos brillosos, me abrazó y me dio las gracias de corazón. Modestamente, en ese momento entendí que mi propósito al volver a Bali era entregar algo. Y me di por satisfecha. Y la abracé fuerte y cálida, porque en ella encontré un espejo y una amiga. ¡Flaca hermosa!
Mi último día en Bali lo dediqué a caminar y escuchar música. Volví a los campos de arroz a los que fui el día anterior con mis amigos y caminé lento y con plena conciencia de la despedida. Admiré cada color y aroma del lugar. Me detuve en las plantaciones y su energía poderosa. Volví a dar las gracias con una inmensa sonrisa y lágrimas cayendo por mis mejillas. ¿Han llorado mientras sonríen? ¿han sentido esa profunda sensación de llorar de pura plenitud? Esta vez fue Neil Diamond y su "I am... I said" el que me acompañó en ese especial momento. Paseando me detuve en varios de los puestitos de pintura, joyas y bebidas que hay a lo largo del camino, para conversar un poco con los locales. Así di con Wayan Gimbel, un dibujante muy talentoso a quien le compré un bello dibujo de Ganesh en blanco y negro. Más allá me senté a disfrutar de un refrescante coco fresco: más de un litro de agua de coco y el cuchareo respectivo del fruto, en compañía de Nyoman y Nyoman, marido y mujer de unos 50-60 años. Conversación liviana y común respecto al lugar de donde provengo, a cuántos hijos tienen ellos, etc. Yo me mantenía más absorta en sentirlos que en escucharlos... ese "je ne sais pas" que tienen los balineses que hipnotiza, que encandila, que enamora. ¡¡Cuánto voy a extrañar Bali!!
Una ducha y una comida liviana y me fui a la cama. Al día siguiente desperté sin alarma a las 6:30. Tomé desayuno, preparé mis cosas, me despedí de las hermanas Ketut con mucho cariño por todo lo entregado durante mi estancia en Kabera bungalows y a las 9:15 ya estaba arriba de la van camino al aeropuerto. 1 hora y 20 minutos después ya estaba en Jakarta, dispuesta a hacer mi pequeña escala de poco menos de 4 horas.
El día anterior me había puesto de acuerdo con mi amigo holandés Mark para tomar un café juntos en el aeropuerto, pues él también viajaba ese día. No sé qué es lo que pasa en los aeropuertos, que el tiempo vuela... dejé mi mochila en el counter y me dispuse a buscar una cafetería para comer algo y conectarme, de tal manera de ubicar a Mark. Lamentablemente él estaba en una terminal diferente a la mía, por lo que el encuentro no fue posible, buuu! Así que luego de comer un sandwich y aún con 2 horas por delante, me fui a inmigración para el trámite de la salida. Le entrego mi pasaporte y tarjeta de inmigración al tipo del counter y me pregunta si sé en qué fecha ingresé a Indonesia. "Claro, fue el 21 de agosto", le respondí con una gran sonrisa, a lo que siguió: "¿y sabe cuántos días estuvo en Indonesia?" Y mi respuesta precisa fue "44 días". Y otra sonrisa. Entonces vino lo malo y este tipo me dice que sólo podía permanecer 30 días en el país y que cada día adicional implicaba una multa de Rp. 300.000, lo que en pesos chilenos son $15.000. Y yo estuve 14 días más, o sea, Rp. 4.200.000, $210.000. MIERDA! Con mi desfigurada cara traté de explicarle al tipo que nadie me dijo nada cuando ingresé y que yo misma puse 44 DÍAS en la tarjeta de ingreso al país, pues ese siempre fue mi plan (bueno, al menos desde que tuve que comprar forzadamente el pasaje para salir de Indonesia, cuando la chica de Tiger Air me dijo que no me dejarían entrar al país si no tenía previamente comprado el pasaje para mi salida) y al presentarla en inmigración no me pusieron objeciones ni hicieron pregunta alguna. Le dije que incluso yo había preguntado al ingresar si no había problema y me dijeron que no. Y en esto último radicó precisamente todo el problema: al comprar el pasaje apurada y presionada no me detuve en la cantidad de días que pasaría en Indonesia. Una vez arriba del avión me di cuenta y pensé que si había algún problema, bien podía salir y volver a entrar al país. Pero cuando ingresé y no hubo ningún cuestionamiento ante los honestos 44 días que yo misma escribí en el papel, automáticamente borré de mi cabeza el tema y nunca más lo pensé. La cagué y nadie dijo nada
Le explico entonces que no tengo tal cantidad de dinero y el tipo llama a otro, asumo que era el jefe. Muy serio me hace pasar a una pequeña oficina contigua y me siento ahí, soltanto un tranquilo/nervioso "I'm in trouble?", buscando distender el ambiente. El gallo no se rió y me respondió simplemente "yes". Ok. Volvió a repetirme lo de los 30 días, mis 14 días excedidos y la multa que debía pagar, todo en su extremadamente básico inglés. Yo volví a decir repetir lo de mi ingreso al país y la falta de información y le pregunté entonces qué debía hacer. Él, apenas mirándome y con su tono de cabreo máximo, simplemente me dijo que no era su problema lo que me dijeron o no me dijeron al ingresar, que no me podía ir, que tenía que pagar y que cada nuevo día que pasara en el país significaría agrandar la deuda. Y por supuesto, que tenía que cancelar o reprogramar el vuelo que salía dentro de 1 hora y 45 minutos. Quise llorar y la voz se me quebró. Le pregunté nuevamente qué alternativa tenía, intuyendo, por el episodio del policía que me detuvo en la calle y me cobró el soborno por no portar licencia internacional, que también sería posible negociar y que muy probablemente el weón estaba fijando una cifra a su antojo y que iría a parar a su bolsillo (al menos en parte). Siempre muy distante y tosco, me dijo que tenía que dirigirme a no se qué parte de la ciudad, a la oficina de inmigración y explicar allá mi caso para ver qué se podía hacer, pero que desde ya me advertía que lo mejor era pagar al tiro y tomar mi vuelo, pues además de perderlo la deuda seguiría acumulándose. Me callé y le dije que estaba muy sorprendida con todo esto y que necesitaba pensar. Se me cayeron las lágrimas. Le dije que necesitaba salir para hacer una llamada y ver cómo solucionar esto. Me preguntó si tenía amigos en Indonesia y ante mi negativa y en tono burlón, me preguntó a quién pensaba llamar. Instintivamente le dije que a mi mamá. Me miró con cara de "me importa una mierda tu drama" y yo esperé su venia para pararme a "llamar por teléfono", aunque sólo lo dije para poder salir de ahí y respirar. Pero él no me autorizó y ya me entró un poquito el pánico. Él insistió preguntándome si no portaba la suma, incluso me dijo "son 400 dólares" y yo mega cabreada le dije que sabía perfectamente cuánto era y que NO TENÍA LA PLATA. Meh. Me pasé 44 días en su puto país y no voy a conocer el cambio. Sacowea nivel máximo. Un par de minutos y caché que no tenía nada que hacer más que pagar. LPMQLRMP. Le dije que tenía una tarjeta "para emergecias" y que no me quedaba más que usarla. Sonrió y me paré para ir al cajero, sin ninguna objeción de su parte, desde luego. Saqué la plata y volví al primer mesón esperando poder pasársela al primer gallo, que era bastante menos idiota, pero él mismo me indicó que me volviera a dirigir a la oficina. Entré y el weón ni siquiera me miró. Me senté y puse la plata sobre la mesa, buscando su mirada. No se inmuto, no miró la plata ni mucho menos me miró a mi. Yo estaba tan emputecida con el atado, con la forma y sabiendo desde la guata que el maricón se iba a quedar con mi plata (o parte de ella) que quería puro cerrar el tema y abandonar el país de una buena vez, así que dije algo como "it's ok?" y el gallo tomó los billetes, los contó e hizo un gesto de aprobación con la cabeza. No volvió a mirarme, yo me paré y me fui rápidamente sin decir una sola palabra. Si hubiera habido puerta, la hubiera volado de un portazo. Luego pasé por los rayos X y me pidieron abrir mi bolso. ¡¡QUÉ MIERDA QUIEREN AHORA!! El guardia me preguntó por un bulto envuelto en papel de diario, deshice el envoltorio sin palabras para que viera que eran unas figuras de bronce. Me preguntó si eran de oro, siempre amable y sonriente pero yo me mantuve completamente seria y le dije que no. El amable guardia quería seguir hablando mientras yo guardaba las figuras, me preguntó por mi viaje y si me gustó el país. Yo le dije que simplemente quería irme porque me acababan de hechar a perder el viaje con los 4 millones de rupias que tuve que pagar para poder salir del país. El pobre gallo no me dijo nada, se limitó a un "lo siento" y me dejó ir. Una lata haberle tirado la mala onda, pero me sentía muy cabreada y con ganas de matar a alguien. Soy humana, lo siento.
Me subí al avión todavía afectada y con ganas de llorar. La plata no deja de ser un tema al final de un viaje, de verdad me desbarajusta los planes, pero más me afectó toda la situación y el desearle mal a una persona. Hacía mucho tiempo no me pasaba añorar que algo malo le pase a un ser humano. Fome, muy fome. En mitad del vuelo y aún enmierdada, bajé a tierra y caché que tenía que salir de esa vibra. Me puse los fonos y dibujé un mandala, botando todo antes de llegar a Tailandia y pensando mucho en los 43 días y medio de maravillosa aventura que viví en Indonesia, imposibles de opacar con el nefasto episodio final.
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Trekking por los campos de arroz de Ubud |
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La tienda de Wayan Gimbel,
a quien le compré un dibujo de Ganesh |
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Mucho caminar |
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Delicioso coco en compañía de Nyoman |
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Templo |
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