Ya no soy esa


El jueves fuimos a ver a Joe Vasconcellos con la Sandra al Maestra Vida, en Bellavista. La cita era a las 23:00 y llegamos como a las 22:30 para constatar que el lugar aún no abría. Veníamos con calor y sed, luego del caluroso día y tras el viajecito en metro que no hizo más que aumentar la sensación. Y con hambre, claro, pues no comimos nada antes de salir de casa. Había una chica esperando en la puerta, quien nos advirtió que era bueno esperar ahí porque de un minuto a otro se armaba una larga fila y el lugar era pequeño. De hecho, la noche anterior ella no había podido entrar por no llegar temprano, pero nosotras teníamos sed pue y esta simpática muchacha nos dijo que fuéramos no más a por nuestra cervecita y que ella nos guardaba espacio en la fila. 

Así lo hicimos y luego de bajar un litrito de una gélida Austral y sin haber comido, volvimos a la fila. Como mi amiguita no tiene gran entrenamiento en el hermoso arte de bebers, el medio litro de cerveza hizo lo suyo y ella se auto declaró borracha, así que partí a comprarle unas papas fritas y un super 8 para que no se me fuera a caer ahí mismo xD.

Entramos al local a eso de las 23:30 y nos sentamos en una mesita. Para los que no lo conocen, el Maestra Vida es una salsoteca y por lo que dicen, es de las buenas. Nos deleitamos con más de un bailecito y nos fuimos a parar frente al escenario, pues ya el local empezaba a llenarse y la idea era quedar bien ubicadas. De a poco empezamos a bostezar, porque pasaba la hora y na ni na... pruebas finales de sonido y los últimos ajustes de mano de los roadies y esta colorina hechándole el ojo al sonidista, que bien guapo y ondero era, jeje. A la 1 salieron los músicos a escena y tras ellos, Joe, para darnos un lindo show.

Empezó el vacilón y el local ya estaba a tope. Delante de nosotras teníamos a un trío de chicas -ni tan chicas- bien gritoncitas y buenas pa la selfie. Una de ellas, la más compuesta, estaba muy preocupada por la hora, mientras la más loquita le decía: "deja de mirar la hora weona, si esto no lo hacís nunca, mañana es mañana y ahí veremos cómo nos levantamos!". En un momento, una pareja se instaló detrás de las chicas y delante de nosotras y yo empecé a comer pelo -literalmente- pues la nena tenía su buena champa crespa y al viento, que movía sin ninguna consideración al ritmo del baile. Puta, que mala cuea tengo, siempre me pasa! Y por más que trato de no enganchar, olvidarme y disfrutar el momento, sale de mis tripas la vieja culiá que llevo dentro y na po, me pongo a puro odiar. Para marcar un poco el espacio y que la lolita atinara, puse mis manos delante mío y cuando ella chocaba, se daba vuelta a mirar qué onda, pero sin atinar con lo del pelo. Para no comérmelo, yo hechaba la cabeza para atrás hasta que la chica que estaba detrás mío me tocó el hombro para decirme que se estaba comiendo mi pelo, jajajaja, a pesar de llevarlo amarrado. Le pedí disculpas y le expliqué que yo estaba en las mismas, mientras me tomaba el pelo de más arriba para ayudar un poco. Y ya en un momento la lolita de adelante se movió y no tuve más problemas.

Las dos cervezas que me tomé hicieron lo suyo y me dieron ganas de ir al baño, así que le dije a la Sun que yo me movía para lo del pipí y que luego me iba a la barra, porque ya había tenido los debidos 50 minutos de apretujen y la vieja culiá que llevo dentro, una vez más, se manifestaba.

En el baño por supuesto había fila y detrás mío llegó un grupo de veinteañeros (más tirados pa los veinti que pa los treinti) bien arriba de la pelota, jugosos e irrespetuosos (eshta juventú!). Recibí un par de empujoncitos entre medio de sus juegos, pero no me hice mala sangre. Delante mío tenia a una chica que no se aguantó y le dijo que me estaban empujando y la niña de quien yo recibía los empujones me pidió disculpas diciendo que eran sus amigos los que la empujaban a ella y bla. A mi que me importa, pensé. En eso estábamos cuando esta misma chica empujona entró en desesperación con lo del PICHÍ y se puso a tocar frenéticamente la puerta, acompañándolo de un "ya po loca, si la la weá es pa mear, qué chucha te demorai tanto!!!!" y ahí a mi ya me bajó el ataque, sacando a mi vieja culiá por tercera vez en la noche para darme cuenta que ya no estoy para estos trotes, jajajajaja. Entré al baño en mi turno, hice lo mío rapidito y al salir recibí las palmaditas en la espalda y los agradecimientos de la loca, mientras pensaba: "no me toquís pendeja histérica, que si me demoré poco es porque siempre la hago corta en el baño, no pa hacerte un favor, sacowea" y me dirigí rauda a la barra, para ver si me tomaba una cosita que me devolviera el espíritu aventurero joven y alocado... pero no, parece que ya tenía mi cuota y me decidí por salir definitivamente del local y esperar a mi amiga bien sentada en la cuneta, mientras disfrutaba del aire nocturno y de las mil y una historias que una puede imaginarse al ver a la gente -joven- pasar.

Comentarios

Entradas populares