Por qué subo el cerro

Hoy en la mañana volví, una vez más, a subir el Pochoco. Inicié el ascenso a las 11:00 am, luego de estar 20 minutos sentada en el auto, enfrascada en una especie de discusión grupal por whatsapp que no iba a ninguna parte y sólo me estaba quitando tiempo y energía (ni vale la pena comentar el asunto en discusión). Cuando logré salir del tema, partí el trekking y debo confesar que lo hice algo baja de energía y pensando que no me daría el power para llegar hasta la cima, de puro afectada que estaba por el temita del whatsapp. Decidí sacar de mi cabeza las expectativas, simplemente avanzar y llegar hasta donde llegara. Esta vez busqué compañía musical (no suelo subir escuchando música porque amo el ruido silencioso del cerro) para motivar el ejercicio y si bien no traía mucho mp3 en el cel, me encontré con una playlist precargada en Spotify llamada "feeling good" que consideré bastante acertada para el momento. Vamos. Cuando subo el cerro o cuando ando en bicicleta, me gusta medir mi rendimiento a través de alguna app (Runkeeper es mi copiloto), básicamente para ir viendo mi avance y lo que produce el entrenamiento constante o la falta de este. Siempre había usado la app en modo predeterminado y este incluye una voz que cada 5 minutos te indica cuánto tiempo llevas, cuánto has avanzado en kms. y cuál es tu ritmo promedio. Y justo en mi último ascenso, el lunes de la semana pasada, caché lo presionada que me sentía a apurar el paso cada vez que escuchaba a la mina decir "ritmo promedio: 32.1 kilómetros por hora", esperando que 5 minutos después, cuando volviera a escucharla, mi marca hubiera mejorado, así es que atiné y silencié la aplicación por completo ese día, ¡qué descanso!
Soy de las que prefiere ir más lento y constante, que tan rápido y obligada a detenerme de tanto en tanto si el cuerpo no me da, así es que avancé a paso firme, seguro y constante.
Como cada día más personas suben el Pochoco, el que antiguamente solía ser un sendero único e inconfundible, hoy se ha multiplicado en varios senderos o huellas que confunden un poco, por lo que suelo perderme en algunos tramos (nada terrible, siempre se puede volver a retomar el camino más formal en algún punto de la ruta). Hoy sólo me desvié un poco más hacia la derecha, lo que, estimo, me restó unos 15 minutos. En 1 hora y 37 minutos llegué a la cumbre. Busqué un lugar con buena vista hacia Santiago para descansar e hidratarme. Cerré los ojos y medité un rato. Me comí las dos mandarinas que traía en mi mochila e inicié el descenso, feliz de tener un nuevo trekking en el cuerpo y el corazón.
Mientras bajaba, pensé en por qué me gusta este tipo de deporte y rápidamente concluí que subir el cerro es como la vida misma:
- Cada ascenso y descenso es diferente al anterior y al que vendrá. Siempre podrás ver una nueva piedra, sentir un nuevo sonido, ver un nuevo insecto, apreciar otro quisco, árbol, arbusto o flor en la que nunca te habías detenido.
- No existe una forma correcta o incorrecta de ascender/descender: lo puedes hacer más rápido, más lento, con más riesgo o menos riesgo, con la cara llena de risa o llorando. No hay un tiempo mínimo ni un máximo.
- Puedes subir solo o acompañado, en pareja, en familia, con amigos, en grupo, de a dos, de a tres, de a diez, de a cien. Quizás siempre lo haces con la misma cantidad de personas, quizás siempre con el mismo compañero, quizás siempre con personas distintas.
- El equipamiento puede ser más o menos, mejor o peor, pero lo cierto es que podrías recorrer el camino sin nada, sin zapatos, sin ropa, sin mochila, sin agua incluso. Puedes llevar contigo un equipamiento profesional que, si bien te ayudará, la pega no la hace nadie más que tú.
- Puedes escuchar música o ir en silencio. Puedes cantar, hablar, gritar, gruñir, discutir, reír, llorar, bailar, saltar. Todo es una elección. Un día puedes subir escuchando reggaeton y al siguiente puedes ir en silencio.
- TODO ESTÁ EN TU CABEZA. No se trata de tener mejor o peor estado físico (aquí puede haber alguien que opine distinto), cualquiera puede subir y bajar el cerro, con mayor o menor dificultad, más rápido o más lento, parado de pies o de manos, arrastrándote, haciendo punta y codo, en cuclillas, pero como sea, CUALQUIERA PUEDE.
- Puedes traer tus problemas contigo o congelarlos momentáneamente. Puedes pensar en tu rollo familiar, en tus padres, en tu pareja, en tu trabajo, en los cambios que quisieras hacer en tu vida, en lo que comerás cuando llegues a casa, en lo que te gustaría hacer para las próximas vacaciones, en tu peso corporal y en lo mucho que quisieras mejorar esa marca... o puedes no pensar en nada.
- Siempre habrá alguien más rápido y hábil que tú. Y siempre habrá otro más lento y torpe que tú. Siempre. Siempre. Siempre.
- Puedes ir por un camino seguro o por uno más arriesgado. Puedes tomar buenas decisiones o malas. Puedes caer y quebrarte un hueso, rodar, partirte la cabeza o quedarte con un simple rasguño. Puedes morir en una fracción de segundo y "sin quererlo". Puedes creer que tomaste una decisión sobre seguro y equivocarte. Puedes equivocarte todo el camino.
- Muchas veces crees que no serás capaz de llegar a la cumbre y ¡pah! llegas. Con más o menos esfuerzo, con dolor, sufrimiento, alegría o goce, llegas. La meta se veía lejana e imposible... ¡pero lo logras!
- Un día, tras muchos ascensos/descensos o en el primero, te das cuenta que no sólo se trata de llegar a la cumbre o incluso, que ni siquiera es el objetivo. Aprender que el camino, que cada paso que das subiendo y bajando, es lo que trae consigo la satisfacción. Vivir cada inhalación y exhalación, cada uno de los pasos, cada gota de sudor que cae por tu cara, por tu espalda, por tus axilas.
- El clima siempre cambia. Puedes subir con mucho calor, con mucho frío, creer que te derrites o que te congelas. El viento puede ser aliado o enemigo según el momento y las circunstancias.
- Siempre habrá alguien que te aconseje, bien o mal, busques el consejo o no lo busques. Y los consejos pueden cambiar completamente tu experiencia (para bien o para mal) o no mover ni un ápice lo vivido. Asimismo, tú puedes transformarte en consejero, busque alguien tu consejo o no lo busque.
Podría estar eternamente complementando la idea, jajaja. Otro capítulo de mi próximo libro empieza a desarrollarse a partir de hoy y de todo lo que pasó por mi cabeza en el trekking de hoy. Gracias, gracias, gracias, Pochoquito querido, por tanto que me has dado y que sigues dándome cada vez que te visito.


Comentarios

Entradas populares